El deshielo del permafrost en el Ártico está a nada de liberar mercurio tóxico en los ríos de Alaska, lo que pondría en peligro a millones de personas, según un nuevo estudio.
Esta “bomba gigante de mercurio” se esconde en los suelos del permafrost de Alaska, que se está derritiendo lentamente y siendo arrastrado por ríos como el Yukón, de acuerdo con un artículo publicado en la revista Environmental Research Letters.
Esta fuga de metales tóxicos en los ríos puede poner en peligro a muchos de los 5 millones de personas que viven en el Círculo Polar Ártico en todo el mundo, especialmente a los 3 millones que viven en zonas, donde se prevé que el permafrost desaparecerá totalmente para el año.
“Podría haber una bomba de mercurio gigante en el Ártico a punto de explotar”, indicó en un comunicado el coautor del estudio Josh West, profesor de ciencias de la Tierra y estudios ambientales en la Facultad de Letras, Artes y Ciencias Dornsife de la Universidad del Sur de California.
El permafrost es una capa de tierra y roca que permanece congelada durante al menos dos años consecutivos. Se encuentra en las regiones polares y en áreas de gran altitud, como el Ártico, Siberia, Alaska y el norte de Canadá, y puede tener entre unos pocos y miles de metros de espesor.
La “capa activa” que se encuentra sobre el permafrost se descongela cada verano y se vuelve a congelar en invierno, mientras que las capas más profundas permanecen congeladas.
Hay alrededor de 9 millones de millas cuadradas (más de 14 millones de kilómetros cuadrados) de permafrost en el hemisferio norte, lo que representa aproximadamente 25 por ciento de la superficie terrestre total expuesta no cubierta por glaciares.
EL ÁRTICO SE CALIENTA CUATRO VECES MÁS RÁPIDO QUE EL PROMEDIO MUNDIAL
El permafrost se está derritiendo (o descongelando) principalmente debido al cambio climático y al calentamiento global. “El Ártico se está calentando cuatro veces más rápido que el promedio mundial, desestabilizando los suelos de permafrost que han permanecido congelados durante dos o más años y que se encuentran debajo de gran parte del Ártico”, escribieron los investigadores en el artículo.
De acuerdo con los especialistas, mientras que los escenarios climáticos moderados proyectan una pérdida de permafrost de entre 15 y 87 por ciento para 2100, los escenarios extremos estiman una pérdida de hasta 99 por ciento.
A medida que se descongela, el permafrost libera cualquier otro material que estuviera atrapado en su interior, desde gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4) hasta metales tóxicos como el mercurio.
“Debido a su comportamiento químico, gran parte de la contaminación por mercurio acaba en el Ártico. El permafrost ha acumulado tanto mercurio que podría eclipsar la cantidad que hay en los océanos, los suelos, la atmósfera y la biosfera juntos”, afirmó West.
MIDEN LA CANTIDAD DE MERCURIO QUE SE LIBERA DEL PERMAFROST EN ALASKA
A tenor del nuevo artículo, los investigadores midieron la cantidad de mercurio que se libera del permafrost en la cuenca del río Yukón en Alaska para determinar cuánto más podría estar esperando escapar en los próximos años.
Investigaciones anteriores tomaron muestras de los niveles de mercurio en el permafrost tomando muestras de los primeros tres metros del suelo, pero estos estudios encontraron una enorme variación y no tomaron muestras de todas las profundidades.
En la nueva investigación, los científicos analizaron el mercurio en los sedimentos de las riberas de los ríos, midiendo más profundamente en el suelo.
“El río puede movilizar rápidamente grandes cantidades de sedimentos que contienen mercurio”, dijo en la declaración la coautora Isabel Smith.
Descubrieron que los niveles de mercurio coincidían con las estimaciones más altas de investigaciones anteriores, lo que significa que el mercurio se está liberando en altas concentraciones a medida que el permafrost se derrite.
De igual manera, utilizaron datos de teledetección de satélites para determinar cómo cambia el curso del Yukón con el tiempo, lo que afectará la forma en que los sedimentos que contienen mercurio son erosionados por el río y arrastradosrío abajo. Esto permite a los científicos predecir cuánto mercurio hay en el suelo y cuánto se está erosionando.
“Tener en cuenta todos estos factores debería darnos una estimación más precisa del mercurio total que podría liberarse a medida que el permafrost continúa derritiéndose durante las próximas décadas”, dijo Smith.
ACUMULACIÓN A LO LARGO DE LA CADENA ALIMENTARIA
El envenenamiento por mercurio puede tener graves efectos para la salud, particularmente en el sistema nervioso, que van desde temblores, problemas de memoria, problemas de coordinación y cambios de humor hasta problemas de desarrollo en los niños y daño renal.
Afortunadamente, la cantidad de mercurio que se libera del permafrost no supone una amenaza, especialmente en el agua potable. “No nos encontramos en una situación como la de Flint, Michigan. La mayor parte de la exposición humana al mercurio se produce a través de la dieta”, afirmó West.
Sin embargo, esto puede cambiar, ya que los efectos del mercurio pueden acumularse a lo largo de la cadena alimentaria y con el tiempo dentro del cuerpo.
“Décadas de exposición, especialmente con niveles crecientes a medida que se libera más mercurio, podrían tener un enorme impacto en el medio ambiente y la salud de quienes viven en estas áreas”, señaló Smith.
Además, gran parte del mercurio que se elimina del permafrost termina depositándose en las riberas de los ríos y en los bancos de arena en lugar de ser arrastrado río abajo hasta la civilización humana.
“Aquí hay otra capa de complejidad”, dijo West. “Los ríos están enterrando una cantidad considerable de mercurio. Para entender realmente la magnitud de la amenaza que representa el mercurio, tenemos que comprender tanto los procesos de erosión como de enterramiento”.
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