El consumo de la llamada “dieta mediterránea”, aunada a la ingesta regular de suplementos de ácidos grasos omega-3 puede mejorar, de manera muy significativa, el aspecto de la piel de quienes padecen de acné.
La mayoría de las personas participantes en un gran estudio, que se publicó recientemente en la revista Journal of Cosmetic Dermatology, logró mejorías muy importantes en las lesiones por acné, así como en la calidad de vida en general.
Según la Academia Estadounidense de Dermatología, el acné es el padecimiento cutáneo más común en la población en general. El acné se desarrolla cuando los poros de la piel quedan obstruidos con grasa y células muertas, lo cual crea condiciones óptimas para el crecimiento de bacterias nocivas.
Estas, a su vez, desencadenan una respuesta inmunológica en la que intervienen los leucocitos (glóbulos blancos de la sangre), los cuales ocasionan un proceso inflamatorio.
Infinidad de factores externos e internos pueden influir en el acné; por ejemplo, productos para el cuidado de la piel, contaminantes ambientales, hormonas y hasta ciertos medicamentos.
Sin embargo, la dieta también puede desempeñar un papel en el problema. Estudios previos han demostrado que los alimentos con un elevado índice glicémico —como pan blanco, frituras y bebidas azucaradas— contribuyen a elevar el riesgo de desarrollar acné. De hecho, también la leche descremada se ha asociado con este padecimiento, no así el yogur y los quesos.
Para la investigación mencionada, científicos del Hospital Universitario de Múnich, Alemania, seleccionaron a un grupo de 60 personas con acné para hacer un seguimiento que duró 16 semanas.
¿CÓMO SE DEMOSTRÓ LA EFECTIVIDAD DE LOS SUPLEMENTOS CONTRA EL ACNÉ?
El equipo pidió a los participantes que se apegaran, al pie de la letra, a una estricta dieta mediterránea (consistente en frutas, verduras y pescados grasos), complementándola con una dosis diaria de suplementos de ácidos grasos omega-3.
Al finalizar el estudio, la mayoría de los participantes logró mejorías muy importantes en las lesiones por acné, así como en la calidad de vida en general.
La razón es que los ácidos grasos omega-3 tienen importantes propiedades antiinflamatorias, las cuales podrían explicar por qué los suplementos administrados contribuyeron a reducir la inflamación asociada con el acné.
Al respecto, el artículo detalla que hasta 98.3 por ciento de los participantes iniciaron el estudio con deficiencias de dichos nutrientes esenciales, y precisa que quienes terminaron el periodo de seguimiento con niveles saludables de omega-3 fueron quienes manifestaron las mejorías más significativas.
Pese a lo anterior, los autores enfatizan que es necesario realizar investigaciones adicionales para confirmar sus hallazgos, ya que su estudio abarcó una muestra poblacional muy reducida. Además, no crearon un grupo de control para comparar los resultados en otra población no tratada con dicha intervención dietética y durante el mismo periodo.
“Estudios ulteriores podrían basarse en nuestros resultados siguiendo un diseño aleatorio y controlado con placebo, para así mejorar las recomendaciones dietéticas dirigidas a pacientes con acné”, dijo en su declaración la Dra. Anne Gürtler, investigadora del Departamento de Dermatología y Alergología en la Universidad Ludwig Maximilians de Múnich.
“Las intervenciones de estilo de vida, incluidas las recomendaciones dietéticas, no deben sustituir los tratamientos medicamentosos. Por el contrario, deben considerarse complementos valiosos en cualquier esquema terapéutico para combatir el acné”, consideró.
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