El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, se mostró el lunes favorable a que Rusia participe en una segunda cumbre para la paz, tras más de dos años de guerra entre ambos países.
A mediados de junio, se organizó una primera cumbre sobre la paz en Ucrania en Suiza, en la que estuvieron representados un centenar de países. Sin embargo, Rusia no fue invitada y China, aliado diplomático y económico de Moscú, decidió no participar.
Ahora, Volodimir Zelenski afirma querer presentar en noviembre un “plan” para “una paz justa”.
“Me fijé el objetivo de que, en noviembre, tengamos un plan totalmente preparado” para organizar la cumbre, dijo el lunes Zelenski durante una rueda de prensa en Kiev, en la que, por primera vez, aseguró que quiere que Moscú esté presente.
“Creo que en esta segunda cumbre deberían de participar representantes rusos”, sostuvo.
No mencionó el cese de las hostilidades sino el establecimiento de un plan basado en tres temas: la seguridad energética de Ucrania -cuya infraestructura fue devastada por los bombardeos rusos-, la libre navegación en el mar Negro y el intercambio de prisioneros.
Rusia aún ocupa cerca del 20% del territorio ucraniano y las perspectivas de un alto el fuego, e incluso de una paz duradera entre Kiev y Moscú, son mínimas en esta etapa después de casi dos años y medio de ataque a gran escala ruso.
Es la primera vez que Zelenski plantea la idea de conversaciones con Rusia sin la retirada previa de sus tropas del territorio ucraniano.
En el pasado había jurado no querer negociar con Moscú mientras Vladimir Putin estuviera en el poder e incluso firmó un decreto que hacía ilegales las negociaciones con Moscú.
Posiciones alejadas
Sin embargo, todo apunta a que las posiciones entre Kiev y Moscú son hoy en día irreconciliables.
Ucrania suele insistir en que quiere recuperar todos los territorios ocupados por Rusia, incluida la península de Crimea, anexada por Moscú en 2014.
Hasta ahora, la condición sine qua non para Kiev antes de cualquier conversación de paz ha sido la retirada total de las fuerzas rusas de su territorio, es decir, unos 700.000 militares, según las cifras presentadas por Putin.
Y el presidente ruso, cuyas fuerzas invadieron Ucrania en febrero de 2022, ha reiterado en múltiples ocasiones que sus “condiciones” son el abandono de las cuatro regiones -cuya anexión Moscú reclama además de Crimea-, y la garantía de que Kiev renuncie a unirse a la OTAN.
Estas exigencias fueron rechazadas por Kiev y sus aliados occidentales.
Por su parte, las potencias occidentales han recalcado que corresponde a los dirigentes ucranianos decidir cuándo desean sentarse a hablar con Rusia y bajo qué condiciones, y Zelenski sostuvo el lunes que “no cree” que nadie les “empuje” a negociar.
Pero el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, principal aliado de Ucrania, podría influir en cómo se desarrolle el conflicto.
El republicano Donald Trump, que en el pasado ha elogiado la política de Putin, prometió terminar con la guerra en unas semanas si resulta ganador en las elecciones de noviembre, y hay quien teme que pueda recortar el volumen de la ayuda brindada a Kiev.
En las primeras semanas de la invasión rusa, Bielorrusia y Turquía acogieron reuniones de delegaciones de Rusia y Ucrania para intentar lograr un acuerdo de paz.
Pero esas iniciativas resultaron infructuosas, y Rusia ha defendido desde entonces que fueron los países occidentales quienes hicieron que las conversaciones se saldaran en fracaso.