Estados Unidos anunció este jueves sanciones económicas contra ocho líderes y lugartenientes del cartel mexicano La Nueva Familia Michoacana por tráfico de fentanilo, cocaína y metanfetamina, así como por contrabando de migrantes a través de la frontera con México.
Las sanciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) van dirigidas contra “uno de los más poderosos y violentos cárteles de México”, informa el departamento del Tesoro en un comunicado.
La Nueva Familia Michoacana solía traficar con metanfetamina pero en los últimos años expandió su actividad a la producción de fentanilo que hace entrar en Estados Unidos a través de la frontera “mediante autobuses, entre otros medios de transporte”, detalla. Una vez en el interior lo envía a ciudades como Atlanta, Houston, Dallas, Tulsa, Chicago y Charlotte.
Washington también acusa al cartel de estar involucrado en el tráfico de personas.
“Por ejemplo, los miembros de La Nueva Familia Michoacana montan fotografías y vídeos en los que aparecen personas bajo interrogatorio o en riesgo de ser asesinadas” con los que los migrantes afirman “falsamente ante los funcionarios de inmigración de Estados Unidos su supuesta necesidad de solicitar asilo”, asegura.
A cambio los migrantes les pagan dinero.
Amenazas
También les obliga a transportar drogas y si los migrantes “no cumplen con la orden (…) les dicen que ellos y sus familias serán asesinados”, afirma el comunicado.
Además el cartel utiliza trabajadores de la industria tabacalera para el narcotráfico, añade.
Los ocho sancionados son Rodolfo Maldonado Bustos, un miembro “poderoso”, al que Washington acusa de controlar las rutas de la droga desde Ciudad Altamirano hasta la zona de Zihuatanejo-Lázaro Cárdenas, ambas en el estado de Guerrero, en el suroeste de México.
Josué Ramírez Carrera es el “líder financiero y tercero en la línea de liderazgo de La Nueva Familia Michoacana” y se encarga “del lavado de dinero” a través del negocio de ropa usada, afirma Estados Unidos.
Le acusa asimismo de estar involucrado en el tráfico de armamento: “Dirige a personas a lo largo del Valle del Río Grande para que escondan armas dentro de paquetes de ropa usada con destino a Ciudad de México”.
Josué López Hernández, otro de los sancionados, “es un lugarteniente clave de La Nueva Familia Michoacana y tiene importantes conexiones regionales con otros cárteles como el CJNG”, el Cartel de Jalisco Nueva Generación, afirma el gobierno estadounidense.
Completan la lista David Durán Álvarez, que envía droga a Houston (Texas), Uriel Tabares Martínez “un sicario” conocido como “El Médico” por la violencia “con la que tortura y asesina”, Kevin Arzate Gómez, otro “lugarteniente clave” con socios a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos, Euclides Camacho Goicochea, que trafica sobre todo con metanfetamina, y Lucio Ochoa Lagunes.
Como resultado de las sanciones, todos los bienes y participaciones en bienes de los sancionados que se encuentren en Estados Unidos o que estén en poder o bajo el control de estadounidenses quedan bloqueados.
Paralelamente a las sanciones de la OFAC, la Red de Lucha contra los Delitos Financieros (FinCEN) del Tesoro ha publicado una advertencia con información para ayudar a los bancos y otras instituciones financieras estadounidenses a protegerse de las actividades relacionadas con el suministro de fentanilo.
Un millón de muertos
En los últimos dos años el Tesoro ha sancionado a más de 250 objetivos por narcotráfico, desde líderes de los cárteles hasta laboratorios, pasando por redes de transporte y proveedores de sustancias químicas.
Las drogas han causado estragos en Estados Unidos desde hace décadas.
“Desde 2000 más de un millón de personas han muerto en el país por sobredosis”, afirmará Yellen en su discurso. Cientos de miles más “podrían morir por sobredosis a finales de esta década”, sobre todo por el consumo de fentanilo y otros opioides sintéticos.
“Aunque se trata ante todo de una pérdida personal desgarradora, también es una pérdida para nuestra economía”, añadirá.
El Comité Económico Conjunto de Estados Unidos estima que la epidemia de opioides costó al país casi 1,5 billones de dólares en 2020.