Investigadores de la Universidad de El Salvador (UES) y técnicos del ministerio de Medio Ambiente (MARN) investigan los orígenes y alcances de la explosión del ausol hidrotermal más grande de Centroamérica, ubicado en el cantón El Barro, en el departamento occidental del Ahuachapán.
El estruendo alarmó a los residentes el pasado 10 de julio, removió tierra y lanzó agua hirviente y gases desde las entrañas del subsuelo, infundiendo pánico y dejando desastres visibles en la flora y fauna cercana.
Medios locales compartieron el video de una cámara de seguridad que muestra el momento de la explosión sacudió la entrada del centro turístico Termales de Santa Teresa, en el cantón El Barro, municipio de Ahuachapán Centro.
Explosión del ausol más grande de Centroamérica estremece Ahuachapán
Una potente explosión sacudió la entrada del centro turístico Termales de Santa Teresa, en el cantón El Barro, municipio de Ahuachapán Centro, generando alarma entre residentes y turistas. El estallido del… pic.twitter.com/Tu8lArsEz2
— CR NETWORK (@concienciaradio) July 12, 2025
El coordinador de la ingeniería en geología de la Universidad de El Salvador (UES), Miguel Hernández, explicó que la explosión del ausol de Ahuachapán ocurrió, posiblemente, debido a un “taponamiento de los conductos” del lugar hidrotermal y se desgasificó, provocando una erupción.
“Vemos que en esta zona corresponde a un fallo local en donde hay una actividad hidrotermal y hay que conocer que, cuando hay actividad hidrotermal, la interacción de los fluidos con la roca genera mucho material como arcillas, barro, que normalmente ‘taponean’ los conductos y de alguna manera genera un taponamiento del vapor de agua, y llega un momento que este tapón se rompe y genera la explosión”, dijo Miguel Hernández,
Coordinador de la ingeniería en geología de la Universidad de El Salvador (UES).
El ministro de Medio Ambiente, Fernando López, explicó este lunes que el fenómeno se produjo debido a un taponamiento del conducto por el agua infiltrada en el subsuelo por las lluvias, así como sedimentos y lodo acumulados.
“Básicamente, esta es una comunicación entre el subsuelo y la superficie, y por todo el tema de sedimentos y lluvias, el conducto se tapa. La naturaleza hace su trabajo, la presión aumenta en el subsuelo, y al no tener otro lugar donde salir, simplemente agarra el lugar más débil, que es donde estaba el lodo arriba, y es como una olla de presión. Así como se genera este fenómeno”, dijo el ministro.
Los técnicos de la institución estimaron que la explosión tuvo una altura de siete metros y el área afectada abarca cerca de 4,000 metros cuadrados. El vapor de agua estuvo a más de 100 ºC y la temperatura superficial del agua alcanzó entre los 82º C y 86 ºC.
Equipos de la institución tomaron muestras del agua y con cámara térmica, y se identificaron 20 puntos de burbujeo.
Tras la explosión, las autoridades evacuaron a 17 personas y delimitaron un perímetro restringido de 75 metros. Según pobladores, en la zona viven unas 15 familias.
La zona se mantiene restringida por personal técnico de la institución y por agentes policiales debido a que si bien las probabilidades de que vuelva a ocurrir otra explosión son mínimas, no se pueden descartar totalmente.
El ministro López recomendó a visitantes y pobladores estar pendientes de cualquier actividad y seguir las indicaciones de las autoridades correspondientes.
La explosión de 1990 que dejó 30 muertos
Los habitantes de la zona recuerdan que durante una explosión similar, ocurrida en 1990, murieron más de 30 personas y quedó sepultada en barro hirviente la panadería más grande y emblemática del lugar.
En la comunidad hay un caserío conocido como “Las Angustias”, en conmemoración de ese suceso. Nelson Magaña es un exmilitar que vive cerca de la zona y recuerda la escena que le tocó vivir ejerciendo sus funciones como uniformado.
“Todo el cantón estaba cubierto de ceniza. La explosión fue tan fuerte que superó los 300 metros de altura. Los árboles estaban calcinados y los cuerpos, algunos sin brazos, otros abrazados a sus hijos. Fue desgarrador”, relató el exmilitar.
“Ese ausol tenía unos dos metros de diámetro, pero con la lluvia y el desvío de un riachuelo, el agua helada entró de golpe y ocurrió la explosión. Fue devastador. La panadería desapareció y el personal murió sin tener tiempo de reaccionar”, narró.
Ahuachapán es parte de la cordillera Apaneca-Ilamatepec, donde hay mucha actividad en el subsuelo, y que justo en el punto del incidente está una de las principales plantas generadoras de energía del país: la central geotérmica de la empresa LaGeo, subsidiaria de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL).

Según la empresa de generación de energía LaGeo, los ausoles son fuentes hidrotermales que eructan periódicamente, expulsando columnas de agua y vapor caliente.