Cuando el exitoso artista Ai-Da presentó esta semana un nuevo retrato del rey Carlos, el robot humanoide describió lo que inspiró la pieza compleja y en capas e insistió en que no tenía planes de “reemplazar” a los humanos.
El robot ultrarrealista, uno de los más avanzados del mundo, está diseñado para parecerse a una mujer humana con un rostro expresivo y realista, grandes ojos color avellana y cabello castaño cortado a lo bob.
Los brazos, sin embargo, son inconfundiblemente robóticos, con metal expuesto, y pueden intercambiarse dependiendo de la forma de arte que se esté practicando.
A finales del año pasado, el retrato del matemático inglés Alan Turing realizado por Ai-Da se convirtió en la primera obra de arte de un robot humanoide en venderse en una subasta, alcanzando un precio de más de un millón de dólares.
Pero cuando Ai-Da presentó su última creación, una pintura al óleo titulada “Rey Algoritmo”, concebida utilizando inteligencia artificial, el humanoide insistió en que la importancia de la obra no podía medirse en dinero.
La idea, insistió Ai-Da con una cadencia lenta y deliberada, era “fomentar el pensamiento crítico y alentar la innovación responsable para futuros más equitativos y sostenibles”.
‘Único y creativo’
En el marco de la cumbre AI for Good de las Naciones Unidas, Ai-Da, que ha realizado bocetos, pinturas y esculturas, detalló los métodos y la inspiración detrás del trabajo.
“Al crear mi arte, uso una variedad de algoritmos de IA”, dijo el robot.
Empiezo con una idea o concepto básico que quiero explorar y pienso en el propósito de la obra. ¿Qué transmitirá?
El humanoide señaló que “el rey Carlos ha utilizado su plataforma para concienciar sobre la conservación del medio ambiente y el diálogo interreligioso. He hecho este retrato para celebrarlo”, añadió, y añadió: “Espero que el rey Carlos aprecie mis esfuerzos”.
Aidan Meller, especialista en arte moderno y contemporáneo, dirigió el equipo que creó Ai-Da en 2019 con especialistas en inteligencia artificial de las universidades de Oxford y Birmingham.
Dijo a la AFP que había concebido el robot humanoide -que lleva el nombre de Ada Lovelace, la primera programadora informática del mundo- como un proyecto artístico ético y no “para reemplazar a los pintores”.
Ai-Da estuvo de acuerdo.
“No hay duda de que la IA está cambiando nuestro mundo, (incluido) el mundo del arte y las formas de expresión creativa humana”, reconoció el robot.
Pero “no creo que la IA o mis obras de arte reemplacen a los artistas humanos”.
En cambio, dijo Ai-Da, el objetivo era “inspirar a los espectadores a pensar en cómo usamos la IA de forma positiva, sin dejar de ser conscientes de sus riesgos y limitaciones”.
Cuando se le preguntó si un cuadro realizado por una máquina podía realmente considerarse arte, el robot insistió: “Mi obra de arte es única y creativa”.
“Si los humanos deciden que es arte es un punto de conversación importante e interesante”.