La Iglesia Católica pidió este domingo al presidente Nayib Bukele que no convierta a El Salvador en “una gran cárcel internacional” tras los acuerdos con su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, como ocurrió con Guantánamo en Cuba.
“Les pedimos a nuestras autoridades que no permitan que se convierta nuestro país en una gran cárcel internacional”, dijo el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar, en rueda de prensa.
El pronunciamiento del líder religioso se produce el mismo día en que el llamado “Zar fronterizo” de EEUU, Tom Homan, respaldó la idea de enviar a los “peores” migrantes con vínculos criminales al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador.
Durante una visita a la Casa Blanca, Bukele selló el lunes pasado con Trump una alianza que ha permitido a Estados Unidos enviar a cientos de deportados, sobre todo venezolanos, a una megacárcel salvadoreña con capacidad para 40.000 privados de libertad.
Trump invocó la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, que hasta entonces solo se había usado en tiempos de guerra.
Bukele, el principal aliado de Trump en su estrategia para combatir la migración irregular, afirmó que tiene “muchas ganas de ayudar” a Estados Unidos.
“Nos están ayudando. Se lo agradecemos”, le dijo el presidente republicano en la Casa Blanca.

De hecho, Homan justificó esta medida afirmando que su experiencia de 40 años en seguridad fronteriza le ha dejado claro que “los peores de los peores” deben ser confinados en prisiones como la salvadoreña. El funcionario fue consultado sobre los cuestionamientos legales y éticos del plan, especialmente en casos donde los deportados no tienen condenas previas, durante una entrevista transmitida este domingo en el programa “This Week” de ABC News
“Si la gente se pusiera en mis zapatos durante los últimos 40 años y viera las atrocidades que he visto, entenderían que los peores deben ir a una prisión como esa, porque tenemos que proteger a los ciudadanos estadounidenses”, aseguró. “Tenemos que proteger a este país”.
Pero el arzobispo Escobar hizo referencia a columnas de opinión en las que se advierte que “El Salvador sería un nuevo Guantánamo”, territorio que Cuba alquila a Estados Unidos desde 1903 y donde se instaló una base naval estadounidense y una prisión.
“Pedimos al gobierno que no se permita. Puede ser (que) el gobierno lo haga con el mejor interés, posiblemente queriendo de parte de Estados Unidos un mejor tratado para los migrantes nuestros (…) pero el hecho es que no conviene, a ningún país le conviene ser cárcel de otros países o de otro país, menos de un país tan grande como es Estados Unidos”, comentó el jefe católico salvadoreño.
El ministro de Seguridad de El Salvador, Gustavo Villatoro, afirmó el domingo 13 de abril que 10 personas deportadas por Estados Unidos a este país provienen de Guantánamo, en Cuba.
El funcionario salvadoreño indicó que estas personas, sin precisar sus nacionalidades ni identidades, fueron trasladadas a la cárcel de máxima seguridad Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot).