Mark Carney asumió el cargo de primer ministro de Canadá el viernes, haciéndose cargo de un país sacudido por la ruptura de las relaciones con Estados Unidos desde el regreso del presidente Donald Trump al poder.
El gobernante Partido Liberal respaldó abrumadoramente a Carney para reemplazar a Justin Trudeau, apostando a que su experiencia liderando dos bancos centrales durante crisis históricas tranquilizará a los canadienses que enfrentan una guerra comercial potencialmente devastadora.
Carney, que cumplirá 60 años el domingo, es un novato en política que nunca ha ganado un cargo público electo, pero sus habilidades de campaña se pondrán a prueba pronto, ya que Canadá probablemente se encamina a una elección general en unas semanas.
Se espera que las amenazas planteadas por Trump dominen la votación.
El presidente de Estados Unidos ha intentado presionar a Canadá, imponiéndole amplios aranceles a las importaciones y amenazando con más gravámenes, al tiempo que afirma que el país no es “viable” por sí solo y que Washington debería anexarlo.
Carney, quien asumió el cargo de 24º primer ministro de Canadá en una ceremonia en Ottawa, describió la postura de Trump como el desafío más serio que Canadá ha enfrentado en una generación.
“Todo en mi vida me ha preparado para este momento”, dijo Carney el domingo después de ganar la carrera por el liderazgo del Partido Liberal.
Fue banquero de inversiones en Goldman Sachs antes de desempeñarse como gobernador del Banco de Canadá durante la crisis financiera de 2008-2009 y dirigió al Banco de Inglaterra durante la agitación que rodeó la votación del Brexit.
Ha tratado de presentarse como alguien especialmente diseñado para liderar un país a través de una guerra comercial con Estados Unidos, alguna vez el aliado más cercano de Canadá, pero ahora un país en el que Carney dice que Canadá “ya no puede confiar”.
En una reunión del Grupo de los Siete en Quebec, la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Melanie Joly, dijo que Carney aportaría una “nueva dinámica” a la diplomacia estadounidense.
Hablando antes de que Carney asumiera el cargo, Joly dijo que ella y el secretario de Estado Marco Rubio, quien está en el G7, estaban trabajando para organizar una llamada entre Trump y Carney “en los próximos días”.
Carrera más apretada
Los aranceles e insultos de Trump han trastocado la política canadiense.
A principios de año, los liberales estaban 20 puntos por detrás de los conservadores en las encuestas.
Pero en las semanas transcurridas desde que Trudeau anunció sus planes de renunciar el 6 de enero, la carrera se ha ajustado hasta llegar casi a un empate.
“Carney llega en un buen momento. Se ha consolidado como una figura en la que la gente parece confiar para enfrentarse a Donald Trump”, declaró a la AFP el profesor de política de la Universidad de Winnipeg, Felix Mathieu.
La semana en que entraron en vigor los aranceles del 25 por ciento impuestos por Trump a todas las importaciones de acero y aluminio, Carney visitó una planta siderúrgica en Hamilton, una ciudad industrial cerca de la frontera con Estados Unidos en la provincia de Ontario.
Carney, que llevaba casco y gafas protectoras, dijo que estaba listo para llegar a un acuerdo comercial con Trump.
Pero insistió en que debe haber “respeto por la soberanía canadiense” en cualquier negociación.
Distancia de Trudeau
Trudeau publicó un mensaje de despedida a los canadienses el jueves después de casi diez años en el poder, diciendo que estaba “orgulloso de haber servido a un país lleno de personas que defienden lo que es correcto”.
El apoyo a Trudeau se había desplomado durante el último año, pero su posición se recuperó parcialmente después de una serie de discursos decididos en respuesta a Trump.
Carney ha hecho claros esfuerzos para distanciarse de Trudeau con movimientos encaminados a atraer a más votantes centristas.
Ha dicho que abordar el cambio climático será una prioridad máxima, pero está eliminando el impuesto al carbono “divisivo” de Trudeau para individuos y familias, al tiempo que promueve soluciones impulsadas por el mercado.
Además, está deteniendo un impuesto a las ganancias de capital que se habría aplicado a los canadienses más ricos, algo que el gobierno de Trudeau dijo que era esencial para apuntalar las finanzas de Canadá.
“Creemos que se debería incentivar a los constructores a asumir riesgos y recompensarlos cuando tienen éxito”, dijo el domingo.