El presidente Donald Trump escaló su campaña contra la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), en tanto que revocó el viernes a su predecesor Joe Biden la autorización para acceder a información clasificada confidencial como parte de una seguimiento de nuevas órdenes ejecutivas.
En una serie más de decisiones políticas, el magnate de 78 años también congeló este viernes la ayuda estadounidense a Sudáfrica, cuna de su asesor Elon Musk, y además se nombró director de uno de los principales escenarios estadounidenses, el Kennedy Center.
“No hay necesidad de que Joe Biden siga teniendo acceso a información clasificada”, dijo Trump en su plataforma social Truth Social, donde precisó que le revocará “de inmediato” la autorización.
A los exmandatarios de Estados Unidos se les permite recibir información clasificada confidencial incluso después de haber dejado el cargo.
Asimismo, redobló su ofensiva contra Usaid, cuya ayuda es esencial para millones de personas en todo el mundo, al pedir el viernes su eliminación.
![Donald Trump, presidente de Estados Unidos.](https://imagenes.eleconomista.com.mx/files/image_768_768/files/fp/uploads/2025/02/07/67a6cacf20995.r_d.963-564-3841.jpeg)
“LA CORRUPCIÓN ESTÁ A NIVELES RARAMENTE VISTOS ANTES. ¡CIÉRRENLA!”, escribió Trump en Truth Social.
“¡Sí, señor presidente!”, respondió Musk, el hombre más rico del mundo y al frente de una comisión encargada de recortar el gasto público (DOGE).
El gobierno de Trump ha ordenado miles de empleados de la agencia en el extranjero que regresan a Estados Unidos y ha congelado la ayuda exterior.
Los efectivos de Usaid pasarían de unos 10,000 a menos de 300, según The New York Times.
Estados Unidos destina actualmente unos $58,000 millones a la ayuda internacional, lo que lo convierte en el principal donante del mundo. Pero equivale a entre el 0.7 % y el 1.4 % del gasto total del gobierno, según el Pew Research Center.
Usaid financia programas sanitarios y de emergencia en unos 120 países.
“Millones de vidas”
“Esta disolución de facto constituye uno de los peores y más costosos errores de política exterior en la historia de Estados Unidos”, escribió Samantha Power, al frente de Usaid durante el mandato de Biden, en una columna en el New York Times el viernes.
Esta decisión “pone en riesgo millones de vidas y millas de empleos en Estados Unidos (…) y compromete seriamente nuestra seguridad nacional y nuestra influencia en el mundo”, insistió Power.
“Los líderes extremistas y autoritarios se alegran” de la medida, prosiguió la exembajadora ante la ONU.
Usaid se considera una fuente vital de poder blando para Estados Unidos en su lucha contra la influencia de rivales como China, donde Musk tiene muchos intereses comerciales.
El ministro de Relaciones Exteriores británico, David Lammy, dijo el viernes que le “preocupa” que beneficie a China u otros países.
También el viernes, Trump se nombró presidente del Kennedy Center, sugiriendo que el majestuoso complejo de entretenimiento de mármol blanco de cara al río Potomac no reflejaba sus propios valores.
“Justo el año pasado, el Kennedy Center presentó espectáculos drag dirigidos específicamente a nuestra juventud — ESTO PARARÁ”, escribió en Truth Social, sin explicar a qué presentaciones se refería.
Trump ha atacado repetidamente a las personas no conformes con su género.
Además, el republicano congeló la ayuda a Sudáfrica, a raíz de una ley del país que, según él, permite confiscar tierras a agricultores blancos.
Musk ha criticado a la administración del presidente Cyril Ramaphosa por tener “leyes de propiedad abiertamente racistas”.
“Locos radicales”
La congelación casi total de la ayuda exterior estadounidense y luego el desmantelamiento gradual de Usaid esta semana han causado ondas de choque en el mundo humanitario, mucho más allá de Washington.
Su presupuesto de más de $40,000 millones representa por sí solo el 42% de la asistencia desembolsada en todo el mundo.
En 2023, la agencia distribuyó en América Latina fondos por más de $1,700 millones, repartidos sobre todo en ayuda humanitaria, salud, desarrollo económico y derechos humanos, según datos gubernamentales.
Los principales beneficiarios en la región fueron Colombia, Haití, Venezuela y Guatemala.
Pero para Musk, Usaid es un “nido de víboras de marxistas de izquierda radical que odian a Estados Unidos”. Trump cree que está dirigido por “locos radicales”.
Desde la investidura de Trump el 20 de enero, el gobierno ha tomado una serie de decisiones drásticas para reducir la administración y recortar el gasto público, pero algunas han sido impugnadas ante los tribunales ya veces suspendidas.
Un sindicato que representa a los empleados de Usaid, el AFSA, anunció el jueves por la noche que recurrirá al recorte por estimación que este tipo de decisiones no le corresponde al Ejecutivo, sino al Congreso.
Con información de AFP