Este año, Art Basel, la feria de arte contemporáneo más importante del mundo, pinta un retrato de un planeta en problemas, con obras que encarnan la búsqueda incesante de la felicidad y la fragilidad de las democracias.
El evento de cuatro días en la ciudad fronteriza de Basilea, en el norte de Suiza, que cierra el domingo, cuenta con más de 280 galerías que presentan obras de alrededor de 4.000 artistas.
La sección de obras monumentales presenta una instalación de 85 metros de largo titulada “El viaje. Una marcha hacia la utopía”

Creada por el estudio del artista holandés Joep van Lieshout, presenta 80 grandes esculturas que forman una procesión de objetos absurdos, donde “todos caminan en la misma dirección… camino a un lugar feliz”, explicó el artista a la AFP.
El viaje comienza con una yunta de bueyes, seguido de todos los medios para llegar a ese mundo mejor, incluido un bastón, un carro, un inodoro con ruedas, una silla de ruedas y un quirófano móvil para aquellos que luchan por seguir el ritmo.
A continuación vienen objetos que representan todo lo que transporta el convoy, seguidos de esculturas de fantasmas que simbolizan a aquellos que no llegaron al final.
Termina con máquinas dispuestas a destruir la carretera detrás de ellas, de modo que “no hay vuelta atrás”, explicó el artista.
Bandera de troncos
A tiro de piedra, el artista español Jaume Plensa presenta una obra compuesta por 21 puertas de aluminio grabadas con los artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948.
Titulada “Sueños olvidados”, invita a los espectadores a contemplar las aspiraciones colectivas y a no olvidar los horrores del pasado.
El artista danés nacido en Vietnam, Danh Vo, ha instalado una enorme bandera estadounidense hecha con cientos de troncos y 13 estrellas de acero, en referencia a la primera versión de la bandera de 1777.
Reconstruida en Art Basel, “In God We Trust” fue creada por primera vez en 2020, durante la campaña electoral presidencial entre Donald Trump y Joe Biden.

Los troncos fueron retirados uno a uno y quemados en chimeneas, provocando poco a poco la desaparición de la bandera.
La obra sirve como alegoría de la fragilidad de la democracia estadounidense.
Bailarines go-go
Art Basel es, ante todo, un evento comercial, donde artistas y galerías se reúnen con coleccionistas adinerados.
Pero la feria también es muy popular entre los amantes del arte, que acuden por el simple placer de contemplar las obras expuestas.
Su sección “Ilimitado” reúne piezas monumentales destinadas a museos y grandes colecciones.

Incluye obras recientes y antiguas, incluida una performance creada en 1991 por Félix González-Torres, un artista estadounidense de Cuba que murió de SIDA en 1996.
Llamada “‘Sin título’ (Plataforma de baile Go-Go)”, presenta a un hombre vestido con pantalones cortos plateados bailando en un podio durante unos minutos, dos veces al día.
“Es un momento interesante para revisitarlo”, afirmó el comisario de la sección “Ilimitado”, Giovanni Carmine, recordando que el artista creó la performance poco después de la muerte de su pareja por sida, “en un contexto también muy reaccionario”.
González-Torres respondió con “un gesto muy político” con una actuación que es “una celebración de la vida”.
Ángeles y luz
La sala “Ilimitado” presenta 67 obras, entre ellas tres ángeles del escultor alemán Thomas Schutte, que fomentan “una cierta ambivalencia”, explica Carmine.
Con “sus alas como navajas”, ¿son “ángeles protectores o ángeles del apocalipsis?”, preguntó.
El artista japonés Izumi Kato aporta un toque de poesía con sus estructuras de piedra, pintadas con caras enigmáticas, basándose en la tradición japonesa de que cada piedra contiene un espíritu.
La artista estadounidense Arlene Shechet juega con los contrastes con una pesada escultura abstracta de color naranja diseñada para dar una impresión de ligereza a pesar de su peso.
“La situación política actual es oscura, por lo que llevar luz, color, alegría, espíritu y arte es muy significativo”, dijo a la AFP.