China, que en su día fue el mayor financista del mundo, se ha transformado en los últimos años en su principal cobrador de deudas a medida que expiran los períodos de gracia de miles de millones de dólares en préstamos emitidos al sur global.
Este año, 75 de los países más pobres del mundo deben pagar a China un récord de 22.000 millones de dólares en deuda, según un informe reciente del grupo de expertos australiano Lowy Institute.
Un mapa de Newsweek, en el que aparece El Salvador y que está basado en datos del Banco Mundial, muestra la deuda externa de más de 100 países con China.
Sobre El Salvador, la publicación detalla que “los préstamos de China representaron 0,1 millones de dólares de los 22.700 millones de dólares de deuda externa pública que tenía El Salvador al cierre de 2023”.
Si bien los préstamos al exterior por parte de la segunda mayor economía del mundo están disminuyendo, naciones como Honduras o las Islas Salomón, en el Pacífico, recibieron nuevos préstamos masivos tras cambiar su reconocimiento diplomático de Taiwán a China, apuntan en el informe los expertos.
La ola de préstamos de China alcanzó su punto máximo en la década de 2010, cuando generó más de un billón de dólares en obligaciones vinculadas a proyectos de infraestructura en el marco de la emblemática Iniciativa del Cinturón y la Ruta del Presidente Xi Jinping .
Funcionarios estadounidenses han criticado la iniciativa, calificándola de “diplomacia de la trampa de la deuda”, que consiste en utilizar préstamos para obtener el control de infraestructura crítica. China la rechaza, alegando que sus préstamos en el extranjero operan en condiciones mutuamente beneficiosas.
Pero a medida que aumentan los reembolsos, la carga presionará a las economías en desarrollo y desviará recursos de prioridades como la atención médica, la educación y la reducción de la pobreza, escribió el Instituto Lowy.
China representó alrededor del 5 por ciento, o 441.800 millones de dólares, de los 8,8 billones de dólares de deuda externa pública que deben todos los países de ingresos bajos y medios, según datos del informe de 2024 del Banco Mundial sobre Estadísticas de la Deuda Internacional.
Las cifras cubren los stocks de deuda externa pública y con garantía pública con China, junto con los stocks de deuda externa total de los países a fines de 2023.
En términos absolutos, Pakistán encabeza la lista de deudores chinos, con una deuda de 22.600 millones de dólares, casi una sexta parte de su deuda externa de 130.800 millones de dólares. Le sigue Argentina con 21.200 millones de dólares de su deuda externa de 266.200 millones de dólares, y Angola adeuda a Pekín 17.900 millones de dólares de su deuda externa de 57.000 millones de dólares.
Si se mide por la proporción de la deuda total con China, Yibuti es el país más expuesto, con alrededor del 45 % de su deuda externa de 3.400 millones de dólares vinculada a prestamistas chinos. En Laos, los préstamos chinos representan el 30 % de su deuda de 20.400 millones de dólares. Le sigue Zambia, con alrededor del 20 % de su deuda de 29.000 millones de dólares con China.

Las versiones
Riley Duke, investigador del Instituto Lowy, escribió en su informe de mayo : “China se enfrenta a un dilema de su propia creación: a una creciente presión diplomática para reestructurar una deuda insostenible y a una creciente presión interna para recuperar las deudas pendientes, en particular de sus instituciones cuasi comerciales”.
Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, dijo a los periodistas el 27 de mayo : “Puedo decirles que la cooperación de China en inversión y financiación con los países en desarrollo sigue la práctica internacional, los principios del mercado y el principio de sostenibilidad de la deuda”.
China se encuentra bajo una creciente presión internacional para colaborar con los países endeudados en la reestructuración de sus obligaciones. Esto podría brindar a Occidente la oportunidad de recuperar parte de la influencia que China perdió en el mundo en desarrollo, escribió Duke.
Sin embargo, Washington puede tener dificultades para aprovechar el momento, ya que la administración Trump está reduciendo su compromiso internacional y el poder blando estadounidense, retirándose de la Organización Mundial de la Salud, recortando el presupuesto de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y planeando profundos recortes al Departamento de Estado.
China es el mayor acreedor bilateral en 53 países y se encuentra entre los cinco principales en tres cuartas partes de todos los países en desarrollo, añade el Lowy Institute.