Durante el mes de junio de 2025, el cielo nos regalará una escena tan bella como inusual: la llamada “Luna de Fresa”, una Luna llena que se verá excepcionalmente baja en el cielo del hemisferio norte.
Se trata de un fenómeno que se apreciará en las noches del 10 y 11 de junio, no tiene que ver con el color del satélite, sino con una compleja combinación de factores astronómicos como la inclinación de la órbita lunar, la cercanía del solsticio y un ciclo de casi 19 años conocido como precesión nodal. En ese marco, la Luna se desplazará más cerca del horizonte boreal, generando un espectáculo poco frecuente y de alto valor científico.
La inclinación de 5,15° del recorrido lunar respecto al plano terrestre provoca que, cada tanto, el satélite alcance posiciones extremas.
Esta vez, gracias a la gran parada lunar, fenómeno que ocurre cada 18,6 años, la Luna alcanzará uno de sus puntos más bajos en el cielo del norte desde 2006. En contraste, en el hemisferio sur —con países como Argentina o Australia— se podrá ver más alta de lo habitual.
Este comportamiento, imperceptible para el ojo casual, forma parte de una danza celeste que modifica mes a mes la altura y el color del plenilunio, según cómo la luz solar atraviese la atmósfera.
El nombre “Luna de Fresa” tiene un origen ancestral: fue acuñado por las tribus algonquinas del noreste de América del Norte, que asociaban esta fase lunar con la época de cosecha de fresas silvestres.
En otras culturas también se la conoce como “luna de hidromiel”, “luna rosa” o “luna de flores”, en una tradición que conecta los cielos con los ciclos agrícolas y sociales.
Desde hace décadas, publicaciones como el Maine Farmer’s Almanac se encargan de difundir estos nombres, que lejos de ser decorativos, funcionaban como una suerte de calendario natural para las comunidades rurales.
Además del espectáculo visual, el evento vendrá acompañado por ocultaciones estelares: el 6 de junio, la Luna tapará a Spica desde lugares como Tasmania y el 10 hará lo propio con Antares desde Australia. Incluso habrá una tercera ocultación en julio, con Régulo.
Para disfrutar este fenómeno único, los astrónomos recomiendan buscar lugares con poca contaminación lumínica y una vista despejada del horizonte.