En las últimas horas se concretó el acuerdo por el mayor intercambio de prisioneros de guerra desde el inicio del conflicto armado en 2022 entre Ucrania y Rusia.
Fuentes oficiales de Kiev indicaron que ambas partes recibieron listas con 1.000 nombres cada una, y aunque el canje aún no se concretó del todo, ya se perfila como un paso significativo tras más de dos años de enfrentamientos.
La operación fue gestionada bajo estricta confidencialidad, y Moscú no emitió una confirmación pública inmediata. Este histórico acuerdo fue posible tras una ronda de negociaciones directas en Estambul, la primera de este tipo desde los primeros días de la invasión rusa.
Aunque el diálogo en Turquía duró apenas dos horas y no dejó avances diplomáticos profundos, el canje de prisioneros fue el resultado más tangible, según reconoció el presidente ucraniano Volodímir Zelensky. La operación fue coordinada por el Ministerio de Defensa, los servicios de inteligencia y la Oficina Presidencial de Ucrania.
El anuncio del intercambio fue impulsado a nivel internacional por Donald Trump, quien desde su campaña por regresar a la Casa Blanca busca posicionarse como un mediador capaz de frenar la guerra.

“Se acaba de completar un importante intercambio de prisioneros. ¿Esto podría llevar a algo importante?”, se preguntó el mandatario en redes sociales, insinuando una posible reapertura del diálogo de paz. Su declaración llegó antes que cualquier vocero oficial ruso.
En paralelo, el Kremlin confirmó haber recibido la lista de prisioneros ucranianos y espera que el proceso continúe en las próximas horas. El portavoz Dmitri Peskov indicó que Moscú había entregado su propia nómina días antes y que ambas partes “están verificando detalles”.
En Ucrania, Zelensky aseguró que se trabaja en confirmar la identidad y situación de cada uno de los soldados cautivos, mientras las imágenes de prisioneros envueltos en banderas nacionales regresando a casa vuelven a aparecer como símbolo de esperanza.
Aunque se especula con una segunda ronda de negociaciones en el Vaticano, ninguna de las partes lo ha confirmado oficialmente. La premier italiana, Giorgia Meloni, agradeció el ofrecimiento del Papa Francisco y pidió una mediación “seria” para poner fin al conflicto. Sin embargo, desde Moscú enfriaron las expectativas: el Kremlin negó que haya acuerdos para una cumbre y desmintió estar organizando una nueva instancia de diálogo en Roma o en el Vaticano.
Por ahora, el canje de prisioneros representa una rara muestra de cooperación entre dos países enfrentados por una guerra devastadora, y despierta una tenue esperanza en los actores internacionales que insisten con retomar el camino diplomático. Mientras tanto, la violencia continúa en el frente de batalla, y aunque los gestos importan, la paz aún parece lejana.