El papa Francisco, todavía convaleciente de una neumonía, apareció este domingo en el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano y con una débil voz le deseó una “feliz Pascua” a los miles de fieles congregados allí por el Domingo de Resurrección.
Un mes después de que fuera dado de alta tras una larga hospitalización, la presencia del pontífice de 88 años era muy incierta y el Vaticano no la había confirmado.
Finalmente, el papa apareció en silla de ruedas, poco después de las 12H00 (10H00 GMT) para su tradicional bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad de Roma y al mundo).
El jesuita argentino, pese a que ya no lleva una cánula con oxígeno, tuvo que recurrir a un colaborador, que leyó su mensaje, en el que repasó los conflictos en el mundo.
También defendió la libertad religiosa y la libertad de pensamiento y afirmó que sin respeto, “la paz no es posible”.
Después, recorrió por sorpresa la plaza de San Pedro en el papamóvil y bendijo a algunos bebés.
Vicepresidente de EEUU se reúne con el Papa Francisco
El papa recibió también al vicepresidente de Estados Unidos JD Vance, en un “encuentro privado” de “unos minutos”, dos meses después de que Francisco criticara la política migratoria del gobierno de Donald Trump.

Esto ocurrió después de una cumbre con funcionarios del Vaticano el sábado (pero no con el propio Papa hasta ahora), lo que llevó a algunos a sugerir que el vicepresidente había sido “desairado” por el jefe de la Iglesia Católica.
La reunión se produce en medio de tensiones entre la administración del presidente Donald Trump y el Vaticano. El líder de la Iglesia Católica ha criticado en el pasado la postura del presidente sobre la inmigración.
Vance estuvo pasando el fin de semana de Pascua en Roma con su familia y asistió a los servicios del Viernes Santo en la Basílica de San Pedro después de reunirse con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, informó The Associated Press.
Un poco antes, el papa recibió al vicepresidente de Estados Unidos JD Vance, en un “encuentro privado” de “unos minutos”, dos meses después de que Francisco criticara la política migratoria del gobierno de Donald Trump.
Por primera vez desde que fue elegido en 2013, el líder espiritual de 1.400 millones de católicos faltó a la mayoría de las celebraciones de la Semana Santa, como el Vía Crucis cerca del Coliseo el viernes y la vigilia pascual del sábado por la noche.
La misa de Pascua, que conmemora la resurrección de Cristo, empezó a las 08H30 GMT en la plaza de San Pedro, decorada con miles de flores holandesas, en presencia de 300 párrocos, obispos y cardenales y estuvo presidida por el cardinal italiano Angelo Comastri.
“Queremos verlo”
Los organizadores esperaban una gran afluencia debido al Jubileo 2025, “Año Santo” de la Iglesia católica, que tiene lugar cada 25 años.
Unas 35.000 personas se congregaron el domingo, con la expectativa de poder ver al papa.
“Por supuesto, esperamos ver al papa pero si todavía está enfermo veremos a su representante. Pero querríamos ver al papa, ¡aunque esté enfermo queremos verlo!”, dijo a AFP Marie Manda, una camerunesa de 59 años.
Antes de este domingo, la única actividad pública por la Semana Santa a la que asistió Jorge Bergoglio fue la visita a una prisión del centro de Roma, el jueves, donde se reunió con unos 70 reos.
Ya debilitado por problemas de salud y varias intervenciones quirúrgicas, Francisco estuvo al borde de la muerte dos veces durante su último ingreso, de 38 días, en el hospital Gemelli, de donde salió el 23 de marzo.
En sus últimas apariciones públicas ya no lleva cánulas nasales para el oxígeno, lo que indica que su salud va mejorando gracias a la rehabilitación.
Algo inusual, los cristianos de todo el mundo celebran este año la Pascua el mismo día, al concordar los calendarios gregoriano — que siguen católicos y protestantes — y juliano, que siguen los ortodoxos.