El papa Francisco respiraba sin mascarilla este martes tras sufrir dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda, informó el Vaticano mientras el líder de los católicos del mundo pasaba su decimonoveno día hospitalizado por neumonía.
El pontífice argentino de 88 años, jefe de la Iglesia católica desde 2013, “durmió toda la noche y continúa descansando” tras la crisis del lunes, afirmó la Santa Sede.
A partir del martes por la mañana, Francisco había cambiado de una máscara de oxígeno a oxígeno de alto flujo suministrado a través de una cánula, un tubo de plástico que se introduce en las fosas nasales, se lee en un comunicado.
Continúa su tratamiento y fisioterapia respiratoria, añadió.
En su actualización vespertina del lunes, el Vaticano enfatizó que el pronóstico de Francisco seguía siendo “reservado”, una indicación de que los médicos no pueden predecir el resultado probable de su condición.
Francisco, que lidera a los 1.400 millones de católicos del mundo, fue ingresado en el hospital Gemelli de Roma el 14 de febrero con bronquitis, que se convirtió en neumonía en ambos pulmones.
Su admisión ha provocado una alarma generalizada y personas de todo el mundo han estado rezando por su recuperación.
El Papa, a quien le extirparon parte de un pulmón cuando era joven, ya había sufrido dos crisis respiratorias en los días previos al doble ataque del lunes.
El Papa “había sufrido dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda, causados por una importante acumulación de moco endobronquial y consiguiente broncoespasmo”, indicó el Vaticano el lunes por la noche.
La insuficiencia respiratoria aguda, que puede poner en peligro la vida, ocurre cuando los pulmones no pueden pasar suficiente oxígeno a la sangre o cuando se acumula dióxido de carbono en el cuerpo.
‘Muy mala señal’
Francisco había estado sin aliento y había tenido dificultades para leer sus textos en los días previos a su ingreso en el hospital Gemelli, que tiene una suite papal especial en el décimo piso.
El 22 de febrero sufrió una “crisis respiratoria asmática prolongada”, seguida el 28 de febrero por “una crisis aislada de broncoespasmo”, un endurecimiento de los músculos que recubren las vías respiratorias de los pulmones.
Los expertos médicos advirtieron que la continua estadía de Francisco en el hospital y las repetidas crisis eran alarmantes.
“A los 88 años, estar dos semanas en el hospital y sufrir repetidos episodios de malestar respiratorio es una muy mala señal”, declaró a la AFP Bruno Crestani, jefe del servicio de neumología del hospital Bichat de París.
Hervé Pegliasco, jefe del servicio de neumología del Hospital Europeo de Marsella, añadió que en el caso de una neumonía doble “existe un problema de agotamiento, porque se ve obligado a hacer mucho más esfuerzo para respirar”.
El Vaticano dijo el lunes que el Papa estuvo alerta y cooperativo durante su última crisis, que requirió dos broncoscopias separadas, donde los médicos miran las vías respiratorias usando una pequeña cámara en la base de un tubo flexible.
No hay visitas previstas
Francisco ha estado trabajando durante su estancia en el Gemelli, hablando por teléfono y recibiendo a algunos funcionarios, según fuentes vaticanas.
No estaba prevista ninguna visita el martes, según informó la oficina de prensa del Vaticano.
Francisco no ha sido visto en público durante casi tres semanas y las últimas fotos que se le tomaron fueron de sus audiencias privadas en la mañana de su ingreso al hospital.
El argentino faltó a su tradicional oración del Ángelus por tercer domingo consecutivo y el Vaticano emitió en su lugar un texto escrito.
En él, el Papa agradeció a quienes en todo el mundo han estado rezando por su recuperación, incluso afuera del hospital y todas las noches en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
“Siento todo vuestro cariño y cercanía y, en este momento particular, me siento ‘llevado’ y sostenido por todo el pueblo de Dios. Gracias a todos”, afirmó.
Francis ha sufrido numerosos problemas de salud en los últimos años, incluida una cirugía de colon en 2021 y una operación de hernia en 2023, y usa una silla de ruedas debido al dolor de cadera y rodilla.
Siempre ha dejado abierta la opción de dimitir si su salud empeorara, siguiendo el ejemplo de su predecesor, Benedicto XVI, pero había descartado repetidamente la idea antes de su ingreso en el hospital.