Un equipo de investigadores del Instituto de Cáncer Dana-Farber, en Estados Unidos, logró un avance sin precedentes en la lucha contra el cáncer de riñón. Se trata de una vacuna que ha demostrado una efectividad del 100% en los pacientes que participaron en el ensayo clínico.
Los científicos están entusiasmados con este hito, que podría cambiar el enfoque del tratamiento para uno de los tipos de cáncer renal más agresivos.
Según los resultados publicados en Nature, la vacuna se administró a nueve pacientes que habían sido tratados previamente por un carcinoma renal de células claras en estadio III o IV, el tipo más común de cáncer de riñón.
Sorprendentemente, todos desarrollaron una respuesta inmunitaria eficaz contra la enfermedad. Además, en un seguimiento de casi tres años y medio, ninguno presentó una reaparición del tumor, lo que refuerza el potencial del tratamiento.
El principio detrás de esta innovadora vacuna es simple pero poderoso: entrenar al sistema inmunológico para que reconozca y destruya cualquier célula cancerosa restante tras la cirugía.
El fármaco se basa en el análisis de las características moleculares del tumor extirpado, permitiendo desarrollar una respuesta personalizada para cada paciente. Incluso algunos participantes recibieron, además de la vacuna, el fármaco ipilimumab, potenciando aún más su efecto.
El doctor Toni Choueiri, director del Centro Lank para el Cáncer Genitourinario, destacó la importancia de esta investigación: “Los pacientes con cáncer de riñón en estadios avanzados tienen un alto riesgo de recurrencia, y las herramientas actuales no son infalibles.
Este tipo de avances son clave para mejorar las opciones de tratamiento”. Hasta ahora, la cirugía seguida de inmunoterapia con pembrolizumab era el estándar, pero la alta tasa de recaídas evidenciaba la necesidad de alternativas más efectivas.
Los análisis realizados revelaron que la vacuna generó una fuerte respuesta inmunitaria en apenas tres semanas, aumentando 166 veces el número de células T encargadas de combatir el cáncer. Además, estas células se mantuvieron activas en el organismo hasta por tres años, lo que sugiere una protección prolongada. Aunque algunos pacientes experimentaron leves efectos secundarios, como fiebre o enrojecimiento en el lugar de la inyección, no se reportaron reacciones adversas graves.
Este prometedor hallazgo ha impulsado un nuevo ensayo clínico internacional, donde se combinará la vacuna con pembrolizumab para evaluar su eficacia a mayor escala.
Mientras tanto, la comunidad científica celebra lo que podría ser un cambio de paradigma en la lucha contra el cáncer de riñón, que en países como España afecta a más de 9.000 personas al año y es responsable de más de 52.000 muertes anuales en Europa.