En medio de una sangrienta guerra contra las drogas, una economía en contracción y una aguda crisis energética, los ecuatorianos se muestran notablemente optimistas sobre el futuro de su país mientras se preparan para votar en las elecciones del domingo.
Él va por la reelección y ella por la revancha. El presidente y empresario Daniel Noboa y la abogada Luisa González volverán por segunda vez a medirse en las urnas mañana 9 de febrero para definir quién gobernará Ecuador por los próximos cuatro años.
Los últimos años han sido brutales para Ecuador, una pintoresca nación andina de unos 18 millones de habitantes que alguna vez fue un bastión de estabilidad en una región problemática.
Pero los cortes de electricidad provocados por la sequía han sumido a grandes franjas del país en la oscuridad, y la violencia alimentada por las drogas ha visto a un candidato presidencial asesinado, prisiones invadidas por pandillas y hombres armados asaltando una estación de televisión mientras los periodistas transmitían en vivo.
Sin embargo, una encuesta realizada en diciembre por Comunicaliza, una empresa encuestadora local, mostró que más del 50 por ciento de los votantes creen que su país estará mejor en esta misma época el año que viene.
“¿Por qué?”, preguntan con ironía los observadores menos alegres de Quito.
Ya sea que el presidente de línea dura Daniel Noboa o su rival izquierdista Luisa González ganen las elecciones del domingo (o una segunda vuelta en abril), serán bombardeados por desafíos, cualquiera de los cuales por sí solo sería desalentador.
“Ecuador está en un momento muy difícil, creo que en la peor crisis desde que regresamos a la democracia”, dijo Leonardo Laso, analista político local, refiriéndose a un período de profunda crisis hace casi medio siglo.
![Un simpatizante lleva una figura de cartón del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, durante un mitin de campaña en Guayaquil](https://s.france24.com/media/display/0fd2798c-e55a-11ef-8b48-005056bf30b7/w:980/1245c6790055eb888e7192c47cc3117325a24ff7.jpg)
El desafío más agudo quizás sea la seguridad
Con una economía dolarizada, bendecida con excelentes puertos en el Pacífico y encajada entre los dos mayores productores de cocaína del mundo –Colombia y Perú– Ecuador se ha convertido en un paraíso para los narcotraficantes.
“Tienes a los albaneses y a las mafias de los Balcanes, tienes a la Ndrangheta de Italia, tienes a las mafias turcas, todas ellas operando en Ecuador”, dijo Douglas Farah, consultor de seguridad y analista de América Latina.
“Y ahora hay bandas locales como Los Lobos, los Choneros, que luchan por el territorio, para poder trasladar productos a través de Ecuador a sus nuevos compradores en Europa y Asia”.
El resultado ha sido niveles récord de asesinatos, extorsiones y secuestros que han tomado por sorpresa a las autoridades.
“Nunca habían vivido este tipo de violencia”, afirmó Farah. “Se están viendo afectados por un fenómeno totalmente nuevo para el que no están preparados en absoluto”.
La respuesta de Noboa ha sido desplegar militares, arrestar a los líderes de las pandillas e interceptar los cargamentos de cocaína siempre que sea posible.
Ha dado a los ecuatorianos la sensación de que se está haciendo algo, pero pocos expertos creen que sea una estrategia a largo plazo para tener éxito.
Las alternativas –confiar en la inteligencia, una policía eficaz, reformar las prisiones y desarrollar puestos de trabajo y servicios sociales– cuestan tiempo y dinero, y Ecuador tiene poco de ambas cosas.
Problemas económicos
Conduciendo por la capital Quito es fácil detectar carreteras e inversiones en infraestructura que otrora eran relucientes y que eran la envidia de la región, pero que ahora empiezan a verse un poco descuidadas.
“Es muy probable que la economía se haya contraído el año pasado”, dijo el economista Albert Acosta Burneo, señalando en parte los apagones rotativos de finales de 2024 que cerraron las empresas durante gran parte de diciembre.
La crisis fue causada por una sequía que afectó la generación hidroeléctrica, pero los expertos también culpan a la falta de inversión en la generación de electricidad.
Después de más de una década de gasto sin los ingresos del auge de las materias primas que en su día llenaron las arcas del Tesoro, la deuda gubernamental ahora asciende a alrededor del 57 por ciento del PIB.
Recientemente Noboa se vio obligado a recurrir al FMI para crear un fondo de guerra financiero.
Pero es probable que haya más recortes de costos ya que el país aún tiene dificultades para obtener préstamos baratos en los mercados de bonos, gracias a las bajas reservas y a más de una docena de incumplimientos recientes.
La situación de seguridad ha empeorado aún más los problemas económicos del país, ahuyentando tanto a visitantes como a inversores.
“No hay turistas, no hay clientes”, dijo María Delfina Toaquiza Ughsa, de 58 años, una artista indígena que tiene un puesto en una colina con vistas al casco antiguo de Quito.
El analista político Laso dijo que la tendencia de Noboa a utilizar a los militares para abordar el problema de las drogas también ha dañado la imagen del país.
“Sale con chaleco antibalas y casco, declara estado de excepción, cierra fronteras terrestres durante las elecciones por una potencial amenaza que pueda ocurrir, dice que estamos en guerra, eso niega cualquier posibilidad de inversión”, explicó a la AFP.
Si eso no fuera suficiente, el nuevo presidente también tendrá que encontrar una forma de lidiar con la afición del presidente estadounidense Donald Trump por las deportaciones y los aranceles.
Noboa ha aceptado ayudar con las deportaciones de Estados Unidos, pese a que los ecuatorianos envían a su país unos 6.000 millones de dólares cada año y cualquier caída en las remesas o en la emigración se sentiría profundamente.
“La migración era como una válvula de presión para la economía, que ahora está bloqueada gracias a las políticas de Trump”, dijo Acosta Burneo.
Los favoritos
En el poder desde 2023 y arropado por su bandera de mano de hierro contra el narcotráfico, el actual presidente Daniel Noboa es uno de los favoritos tras un corto y extraordinario mandato de 18 meses.
![Luisa Gonzalez (izquierda) del partido Revolución Ciudadana y Daniel Noboa, del partido Acción Democrática Nacional disputarán el domingo la presidencia de Ecuador en un segundo enfrentamiento electoral entre ambos./AFP](https://cdn4.premiumread.com/?url=https://diario.elmundo.sv/elmundo/uploads/images/2025/02/07/103206.jpg&w=800&q=100&f=jpg)
Según encuestas también sobresale González, quien por segunda ocasión enfrentará a Noboa con el fin de recuperar el poder para la izquierda ecuatoriana, apadrinada por el expresidente socialista Rafael Correa (2007-2017).
Con Noboa y González al frente de la preferencia de voto pero sin suficiente margen para ganar en primera vuelta, podría reeditarse el balotaje de octubre de 2023 cuando el joven empresario recibió el 52% de apoyos. Para vencer en una sola ronda se debe obtener el 40% de sufragios y una diferencia de al menos diez puntos sobre el rival más cercano.
Noboa, el rico heredero en guerra contra el crimen
Deportista, millonario, popular y muy activo en redes sociales, Noboa termina su mandato como uno de los presidentes más jóvenes del mundo con 37 años. Fue elegido para completar el período de Guillermo Lasso (hasta mayo), quien disolvió el Congreso y dio paso a elecciones anticipadas para evadir la destitución en un juicio político por corrupción.
Amasó apoyos con una espectacular ofensiva contra el narco que incluyó militarización, el inicio de la construcción de cárceles y exhibición de presos semidesnudos lo que le ha valido comparaciones con su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele.
También ha sido criticado por organismos de derechos humanos por abusos de la fuerza pública durante los prolongados estados de excepción y la declaratoria de conflicto armado interno.
Según Noboa la mano dura dio frutos y se atribuye haber disminuido la tasa de homicidios del récord de 47 por cada 100.000 habitantes en 2023 a 38 en 2024.
Pero “nada se resuelve en un año”, repite el presidente de discursos cortos y de relación distante con la prensa.
En redes sociales se muestra cercano a la gente, rodeado de mujeres y amoroso con su familia. En diciembre publicó en Instagram un video sobre el proceso del tatuaje de cuatro aves fénix con las que cubrió algunas cicatrices. De fondo se escuchan los retos de su gobierno: seguridad, crisis energética y problemas económicos. “Nos hemos levantado de las cenizas”, reza la leyenda.
El presidente se define a sí mismo de centro izquierda, pero triunfó con el respaldo de parte de la derecha y aplica una economía neoliberal. Hasta su elección, tenía poca experiencia en política.
Probó en las urnas las mieles de su popularidad al conseguir mediante consulta popular la aprobación de nueve de sus once propuestas, entre ellas reformas constitucionales como establecer la extradición de ecuatorianos.
Hijo del magnate bananero Álvaro Noboa, cinco veces candidato a la presidencia, el mandatario es sommelier, intentó ser vegetariano, colecciona ajíes y le apasionan los autos y los caballos, de acuerdo con su equipo de prensa.
Nacido en Estados Unidos y graduado de prestigiosas universidades extranjeras, el gobernante católico está casado con la influencer Lavinia Valbonesi, con la que tiene dos hijos. De su primer matrimonio tiene una hija.
González, por la revancha del correísmo
Ciclista, maratonista y amante de los tatuajes, Luisa González vuelve a correr por la presidencia bajo la sombra de Rafael Correa, un apoyo que parte aguas en el país.
Desde que el gobierno de Ecuador no es socialista “nos sembraron odio y nos sembraron división y polarización porque divididos nos podían dominar y tenernos como hoy: deprimidos, sin nuestros derechos”, dijo la candidata.
La abogada evangélica de 47 años encara continuamente preguntas sobre el peso que en su gobierno tendría Correa, condenado en ausencia a ocho años de cárcel por corrupción. “Yo soy la candidata (…) Quien gobernará será Luisa González”, declaró tajante.
La política lidera el movimiento Revolución Ciudadana, como Correa denominó a su gobierno de diez años. Junto a la ambientalista y anticorreísta Andrea González, son las únicas mujeres entre los 16 candidatos presidenciales.
“Vamos a revivir a Ecuador”, repite como un mantra en sus mitines.
Sus detractores acusan al gobierno de Correa de haber mantenido alianzas con las mafias que sumen a Ecuador en una violencia sin precedentes.
González es madre de dos varones de 31 y 11 años y sostiene que tiene otros dos “hijos”: sus perros Wanda y Bruno. Fue asambleísta antes de lanzar su primera candidatura presidencial en 2023, cuando ganó la primera vuelta (34%) seguida de Noboa (23%).
Con maestrías en alta gerencia y economía, la abogada ha reconocido que es “controladora” y que lleva años sin pareja. “Tengo una familia que me absorbe y el trabajo es mi pasión”, enfatiza.
Con información de AFP