El aumento sin precedentes de las temperaturas en los océanos incrementó la velocidad máxima de los huracanes que atravesaron el Atlántico en 2024, según un informe divulgado el miércoles, que reafirma cómo el cambio climático potencia el impacto destructivo de las tormentas.
“Las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero han influido significativamente en las temperaturas de la superficie marina a nivel global”, explicó Daniel Gilford, autor principal del estudio realizado por el instituto de investigación Climate Central.
En el Golfo de México, estas emisiones aumentaron la temperatura superficial del mar en aproximadamente 1,4 grados Celsius, en comparación con lo que se hubiera registrado en un escenario sin cambio climático. Este calentamiento adicional refuerza la intensidad de los vientos huracanados.
Como resultado, tormentas tropicales como Debby y Oscar evolucionaron rápidamente a huracanes, mientras que sistemas como Milton y Beryl pasaron de la categoría 4 a la 5 en la escala Saffir-Simpson. El devastador huracán Helene subió de categoría 3 a 4, aumentando su capacidad destructiva cuatro veces más con cada cambio de categoría.
Helene dejó más de 230 víctimas mortales, convirtiéndose en el segundo huracán más letal en Estados Unidos en los últimos 50 años, solo superado por Katrina en 2005.
Por otro lado, otro informe de Climate Central, que analizó la intensidad de las tormentas entre 2019 y 2023, determinó que el 84% de los huracanes durante ese período se fortaleció considerablemente debido al calentamiento oceánico provocado por actividades humanas.
Aunque ambos estudios se centraron en el Atlántico, los investigadores aseguran que los métodos utilizados pueden aplicarse al análisis de ciclones tropicales en otras regiones.
Además, advierten que estos efectos podrían intensificarse si la temperatura promedio global supera los 1,5 ºC en comparación con la era preindustrial.