La huelga que los trabajadores portuarios de Estados Unidos llevaron a cabo durante tres días a principios de octubre sigue provocando efectos en la economía salvadoreña, según reportes del sector empresarial.
Esto se debe a los retrasos que aún sufre la movilización de materias primas y de productos de exportación del sector industrial.
La Corporación de Exportadores de El Salvador (COEXPORT) explicó a Diario El Mundo que los efectos de mantienen porque el restablecimiento del flujo comercial “no se hace de la noche a la mañana”.
“Todavía tenemos problemas de rezago para recibir materia prima o de nosotros exportar porque no se ha podido recibir en el tiempo que estaba establecido. Silvia Cuéllar, presidenta de COESPORT
Sin embargo, matizó que “la situación no es tan grave” debido a que “ya se está despejando todo afortunadamente”.
Explicó que se había estimado que en un plazo de dos semanas la movilización de mercancías retrasadas se iría normalizando, “pero ha tomado un poquito más”, lamentó.
El uno de octubre, los estibadores de 14 grandes puertos estadounidenses se declararon en huelga tras el fracaso de las negociaciones de última hora entre su sindicato y la Alianza Marítima por cuestiones salariales.
Se estimó que la huelga, a la que se sumaron 45.000 estibadores, costaría más de US$2.000 millones al día en EEUU, ya que afectó a terminales estratégicas de puertos por donde pasa entre el 43 y 49 % del comercio marítimo de ese país.
Los trabajadores portuarios pusieron fin a la huelga que duró tres días al alcanzar un “acuerdo de principio” sobre salarios y una prórroga del convenio, anunciaron el sindicato y la patronal en un comunicado conjunto.
La saturación de puertos y el aumento de tarifas ya eran dos problemas que El Salvador estaba enfrentando desde inicio de año con lo problemas de Puerto Quetzal, en Guatemala y con el canal de Panamá, que tuvo que reducir el paso de buques de gran calado, por la falta de lluvias.
Y en El Salvador, también ha afectado la saturación del Puerto de Acajutla, en Sonsonate, la única terminal marítima activa, para recibir contenedores.
Eso obligó a muchas compañías a reforzar sus inventarios y hacer los pedidos con más tiempo de anticipación, previendo problemas logísticos.