Corea del Sur ha ganado varios Óscar. Sus series y grupos de K-pop son éxitos globales. La escritora Han Kang es la primera mujer asiática en ganar el Nobel de Literatura. ¿Cómo se convirtió Corea del Sur en una potencia cultural?
Estas son algunas claves de este fenómeno cultural:
¿Qué es el “Hallyu”?
En la década de 1990, las series de televisión coreanas y las bandas de K-pop comenzaron a abrirse paso en los mercados de países asiáticos como China y Japón, dando inicio al “Hallyu”, la ola surcoreana.
El lanzamiento en 2012 del éxito global “Gangnam Style” del cantante Psy consolidó este fenómeno.
En la década siguiente, “Babyshark” rompió récords de reproducciones en YouTube y los miembros del grupo de K-pop BTS se convirtieron en megaestrellas globales logrando abrirse espacios incluso en países salseros como Cuba y copando el mercado en toda Latinoamérica.
En 2020, “Parásitos” de Bong Joon-ho fue la primera cinta no interpretada en inglés en ganar el Óscar a la mejor película y la serie “Squid Game” (El juego del calamar) se convirtió en la serie en un idioma diferente al inglés más vista en Netflix.
Las exportaciones culturales de Corea del Sur sumaron 13.200 millones de dólares en 2022, más que los electrodomésticos o los vehículos eléctricos, pero la mayor parte de este volumen corresponde a la industria de los videojuegos, muy populares en India y Pakistán.
Su gobierno tiene como objetivo alcanzar los 25.000 millones de dólares en 2027, con nuevos mercados como Europa y Oriente Medio en el punto de mira.
¿Por qué Corea del Sur?
Para el director de “Parásitos”, la clave del éxito radica en que en todos los habitantes de Corea del Sur han vivido “tiempos dramáticos”.
Tras la Guerra de Corea en 1950, que dejó a Seúl enfrascada en un conflicto con Pyongyang, el país sufrió una dictadura militar, antes de experimentar un auge económico radical y vivió una transición hacia la democracia.
En Corea del Sur, muchas personas “experimentaron turbulencias y vivencias extremas”, explicó Bong. Por eso, “nuestras películas no pueden evitar ser diferentes”, afirmó.
Una ola literaria
La obra de la novelista Han Kang, de 53 años, que ganó el jueves el Premio Nobel, ha sido el arte de transformar la historia contemporánea en literatura.
Han relató que fue una experiencia transformadora enterarse de la masacre de 1980 en su ciudad natal de Gwangju, donde los militares reprimieron violentamente una protesta prodemocrática.
La autora contó que su padre le mostró fotografías de los cadáveres, lo que inspiró su libro “Actos humanos”.
Muchos autores surcoreanos se han adentrado en el pasado traumático del país pero Han logró además establecer una “impactante estética literaria” propia, afirmó Oh Hyung-yup, académico de la Universidad de Corea y crítico literario.
La novela “La vegetariana” describe las violentas consecuencias y el rechazo brutal de su entorno que enfrenta una mujer que decide dejar de comer carne y es considerada como un hito del “ecofeminismo”.
Han documentó comportamientos “que antes se consideraban simplemente pasivos y les dio un significado totalmente nuevo”, declaró a AFP Kang Ji-hee, crítico literario surcoreano.
¿Cuál es el rol del gobierno?
Este auge cultural que va desde las películas hasta la comida, parece parte de un plan, pero aunque el gobierno de Corea del Sur ha invertido millones para apoyar a su industria, los expertos afirman que este éxito se produjo a pesar, y no debido al rol del Estado.
Han y Bong estuvieron en una “lista negra” durante el mandato de la expresidenta Park Geun-hye, que gobernó entre 2013 y 2017, por criticar al ejecutivo.
El gobierno ha tenido algunas iniciativas como el Instituto de Traducción Literaria de Corea, que pueden haber dado sus frutos, ayudando a llevar obras como las de Han a un público global.
Pero, paralelamente un creciente número de traductores que se atrevieron a elegir a otros autores, también han contribuido a llevar al mercado internacional propuestas más osadas.
El éxito de las bandas de K-pop también sirvió de tirón para otros sectores, ya que los hábitos de lectura de estos cantantes impulsaron las ventas de la literatura surcoreana.
Para Bong, otra clave es el hábito de beber de sus compatriotas, que atiza su creatividad.
“Somos un país de adictos al trabajo. La gente trabaja demasiado y al mismo tiempo, bebemos demasiado. Entonces, cada noche, nos entregamos a rondas de beber en exceso y todo es muy extremo”, afirmó.