OpenAI, que lanzó la ola de inteligencia artificial (IA) generativa con ChatGPT a finales de 2022, concluyó el miércoles una importante recaudación de fondos de 6.600 millones de dólares, lo que la valora en 157.000 millones de dólares.
Pero el futuro de la estrella de Silicon Valley plantea interrogantes.
Modelo económico
OpenAI se convierte en una de las tres mayores empresas no cotizadas del mundo, junto a SpaceX, el grupo de exploración espacial de Elon Musk, y el gigante chino ByteDance (TikTok).
Pero la nueva empresa, todavía desconocida para el público hace dos años, está lejos de ser rentable.
OpenAI espera perder alrededor de 5 mil millones de dólares este año, a pesar de tener ingresos de alrededor de 3,7 mil millones de dólares, según el New York Times (NYT).
Porque los modelos de IA generativa, entrenados con grandes cantidades de datos para producir texto, imágenes y otros contenidos de calidad, consumen mucha energía y requieren chips electrónicos de última generación como los de Nvidia, que son muy caros.
“El próximo modelo será más grande, y el próximo aún más grande. Es una actividad que requiere un capital significativo”, admitió Sarah Friar, directora financiera de OpenAI, en una entrevista en CNBC el jueves.
La compañía con sede en San Francisco espera generar 11.600 millones de dólares en ingresos el próximo año, según el NYT.
Dio la bienvenida el miércoles a que ChatGPT sea utilizado por “más de 250 millones de personas en todo el mundo”.
También comercializa suscripciones a particulares para la versión más avanzada y a desarrolladores que crean sus propios servicios de IA generativa.
Pero “OpenAI pierde dinero cada vez que alguien utiliza su servicio”, estima Edward Zitron en su boletín. Para este experto del sector, la start-up “no tiene una estrategia para conseguir rentabilidad”.
Gobernanza
La recaudación de fondos también conducirá a una transformación de la empresa fundada en 2015 como una organización sin fines de lucro.
Sarah Friar confirmó el jueves que OpenAI se convertirá en una empresa con fines de lucro, incluso si su misión principal sigue siendo crear una “IA general” (tan inteligente como los humanos) “para el bien de la humanidad”.
“Sólo queremos ser una empresa más tradicional. ¿Por qué complicar las cosas que no tienen por qué ser complicadas?”, dijo, deseando que “la empresa trabaje para todas las partes interesadas”.
Pero el cambio no es del gusto de todos.
Elon Musk, que participó en el lanzamiento de OpenAI en 2015, acusa periódicamente a la startup de haberlo “engañado” y de haber “traicionado” su misión.
E internamente las salidas se suceden. Varios cofundadores se fueron y Mira Murati, directora de tecnología, renunció la semana pasada.
“Es como todas las empresas, hay novedades (…) y eso en general es algo muy bueno”, afirmó el director financiero.
Se negó a comentar sobre la posibilidad de que Sam Altman, cofundador y jefe icónico de OpenAI, reciba por primera vez una participación que lo convertiría en multimillonario.
En noviembre pasado, la junta directiva lo despidió. En pocos días fue reintegrado a su puesto al frente de la start-up, apoyado por la inmensa mayoría de los empleados y por el principal inversor, Microsoft.
Inversores y competencia
La ronda de financiación liderada por la sociedad de capital riesgo Thrive Capital incluye en particular a Microsoft, que ya ha inyectado 13.000 millones de dólares a la start-up, la estadounidense Nvidia, el conglomerado japonés SoftBank y MGX, un fondo de inversión respaldado por los Emiratos Árabes Unidos.
“Era importante tener un grupo más diverso de socios, pero la relación con Microsoft sigue siendo profunda”, comentó Sarah Friar. “Continuaremos compartiendo propiedad intelectual y lanzando productos juntos”.
Según el Financial Times, los participantes acordaron no invertir en competidores.
“Queremos asegurarnos de que nuestros inversores estén realmente centrados en OpenAI, pero obviamente también invertirán en el ecosistema”, dijo Sarah Friar.
A pesar de su condición de pionero en IA generativa, OpenAI no es inmune a la competencia. Grandes o pequeñas, la mayoría de las empresas de tecnología compiten con asistentes de IA generales o especializados.
“La versión gratuita de ChatGPT es idéntica a Claude (Anthropic), Meta, Copilot (Microsoft) e incluso +Grok+ (X, la empresa de Elon Musk). Todos utilizan datos de entrenamiento similares, que dan resultados similares”, subraya Edward Zitron.
Con información de AFP