Panamá deportó este martes 20 de agosto, a 29 colombianos con antecedentes criminales que ingresaron al país por la inhóspita selva del Darién, al aplicar por primera vez un acuerdo sobre migración suscrito con Estados Unido en julio.
“Tenemos el primer vuelo del convenio financiado por Estados Unidos”, dijo a la prensa el viceministro panameño de Seguridad, Luis Felipe Icaza, acompañado por funcionarios estadounidenses, luego de que despegara al amanecer el vuelo chárter con los 29 deportados rumbo a Bogotá.
Antes de abordar el avión Fokker 50, el grupo fue formado a un costado de la pista y cada uno fue revisado con detectores de metal. Los 29 deportados, que no portaban equipaje, iban esposados de pies y manos, por lo que subieron lentamente la escalerilla del avión.
Icaza dijo que “el viernes o sábado” puede partir el siguiente vuelo en el marco del memorándum que Panamá suscribió con Estados Unidos el 1 de julio, el día que José Raúl Mulino asumió como nuevo presidente.
Mediante este convenio, Washington se comprometió a financiar con seis millones de dólares la deportación y expulsión desde el país centroamericano de migrantes que crucen el Darién, la inhóspita jungla situada en la frontera colombo-panameña.
En una primera fase, serán deportados migrantes con antecedentes, pero el convenio contempla la deportación de cualquier persona que ingrese a Panamá por la selva del Darién en su marcha hacia Estados Unidos.
Éste es el primer grupo de migrantes deportados en virtud del acuerdo, aunque Panamá ha enviado anteriormente este año a Colombia al menos un par de vuelos chárter con ciudadanos de ese país con antecedentes penales.
La selva del Darién, de 266 km de longitud y 575.000 hectáreas de superficie, se ha convertido en los últimos años en un corredor para los migrantes que desde Sudamérica tratan de llegar a Estados Unidos.
Más de 520.000 personas, en su mayoría venezolanos, cruzaron por allí en 2023. Este año han hecho la travesía más de 230.000, según cifras oficiales panameñas.