Un nuevo informe afirma que la humanidad debe prestar más atención a las amenazas del terrorismo nuclear, pues, a pesar de los esfuerzos realizados, estos no bastan para hacer frente a un riesgo en continua evolución.
El documento, publicado por el comité de Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM, por sus siglas en inglés), responde a un mandato del Congreso de Estados Unidos en virtud de la Ley de Autorización para la Defensa Nacional de 2021 y fue elaborado conjuntamente por los Departamentos de Defensa y la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (parte del Departamento de Energía de Estados Unidos), con la participación de las Academias Nacionales.
En las últimas décadas, Estados Unidos ha mantenido una estrategia multilateral para prevenir el terrorismo nuclear, la cual se fundamenta en la cooperación internacional, los tratados de no proliferación, medidas para la seguridad interna, iniciativas de inteligencia y adelantos tecnológicos. No obstante, el nuevo informe insiste en que la nación debe mantenerse preparada.
El informe destaca la necesidad de expandir medidas y emprender acciones sostenidas y adaptables que permitan gestionar el riesgo del terrorismo nuclear de una manera eficaz.
“El terrorismo nuclear es una realidad. Pese a que hay mucho en juego y a que el riesgo es muy alto, este asunto ha escapado a la atención de los estadounidenses en los últimos 15 años, mientras que las capacidades de los individuos implicados en la gestión están perdiendo vigencia”, afirmó Stephen Flynn, profesor de ciencias políticas y director fundador del Instituto de Resiliencia Global en la Universidad Northeastern, quien preside el citado comité.
PANORAMA DEL TERRORISMO NUCLEAR HA EXPERIMENTADO MUCHOS CAMBIOS
“Es imprescindible que no perdamos de vista el problema. El Congreso fue muy oportuno al ordenar una evaluación de este riesgo y pedir recomendaciones para mantener la atención en este problema”, agregó Flynn durante una entrevista con Northeastern Global News, medio noticioso de la universidad del mismo nombre.
El informe señala que, desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 y la subsiguiente guerra de Irak, el panorama del terrorismo nuclear ha experimentado muchos cambios.
“Declaramos la guerra al terrorismo a partir del 9/11, pero no logramos eliminar la amenaza”, prosiguió Flynn. “El terrorismo sigue transformándose”.
En estos momentos —dadas las acciones de Israel en el territorio palestino y las represalias de Hamás y Hezbolá (grupo afiliado a Irán), ambos clasificados como terroristas bajo los parámetros del Departamento de Estado estadounidense—, vivimos en un mundo en el que están estallado conflictos entre Estados y actores no estatales que tratan de obtener armas nucleares.
“La diferencia entre actores estatales y no estatales se ha vuelto muy confusa”, aseguró Flynn. “[Nuestra] evaluación apunta a la necesidad de enfocarnos en las áreas de superposición”.
En un comentario reciente, Flynn resaltó también la pérdida de límites claros entre terrorismo nacional y terrorismo internacional. “Sobre todo, en cuanto se refiere a la extrema derecha, ya que las organizaciones terroristas internacionales están reclutando estadounidenses, en tanto que los estadounidenses empiezan a ponerse en contacto con grupos extremistas que tienen elementos terroristas”, acusó el profesor de ciencias políticas.
Si bien la Unión Soviética y Estados Unidos eran las dos únicas potencias nucleares durante la Guerra Fría, China se ha introducido ahora en la ecuación. “Aun cuando es difícil llegar a un acuerdo sobre el control de armas en una relación bidireccional, una triada complica infinitamente la situación”, dijo Flynn.
¿CUÁNTAS ARMAS NUCLEARES HAY EN EL MUNDO?
Al finalizar el presente año habrá más de 12,000 ojivas nucleares en todo el planeta. Según la Federación de Científicos Estadounidenses, Rusia tiene alrededor de 5,580 cabezas nucleares, mientras que el arsenal de Estados Unidos asciende a 5,100, con otras 500 en China, 290 adicionales en Francia y 225 en el Reino Unido. Por su parte, India y Pakistán cuentan cada cual con 170 cabezas nucleares, Israel dispone de 90, y Corea del Norte posee otras 50.
A decir del informe, Rusia y Estados Unidos propusieron limitar el suministro mundial de armas nucleares durante el siglo XX. Sin embargo, hoy día, la demanda —y la disponibilidad— de materiales nucleares se ha disparado, y hay muchos menos medios para controlarlos.
“Vivimos una época en que empieza a desintegrarse la mayor parte de los programas vigentes para gestionar suministros y controlar las armas nucleares”, advirtió Flynn.
“En vista de la creciente tensión global, ya no hay manera de adoptar nuevas estrategias para reducir las armas nucleares”, comentó Rod Thornton, profesor asociado de estudios internacionales, defensa y seguridad en King’s College Londres, en una declaración para Newsweek.
El informe estadounidense señala que el comité de Academias Nacionales también ha vuelto su atención hacia el florecimiento del sector nuclear civil.
“Nuevas plantas nucleares empiezan a operar en lugares donde nunca las hubo. Y esto no ocurre bajo las reglas que Estados Unidos ha establecido y aplicado, sino a instancias de los esfuerzos de China y Rusia, dos potencias nucleares que tienen muchos menos controles de seguridad”, afirmó Flynn.
¿CÓMO COMBATIR LAS AMENAZAS NUCLEARES?
“Aunque siempre ha sido muy difícil mantener el control de la mayor parte de los elementos utilizados para producir una ‘bomba sucia’, ahora hay muchos más materiales fácilmente accesibles. El riesgo de que los grupos terroristas puedan hacerse con estos materiales es mucho mayor, incluso sin la complicidad de los actores estatales”, enfatizó el profesor.
Pese a lo anterior, el informe no es del todo pesimista, pues afirma que Estados Unidos es más que capaz de superar muchos de los desafíos que detalla el documento.
“Uno de los mensajes más importantes es que, como nación, hemos invertido mucho esfuerzo en gestionar este riesgo a lo largo de los años. Y esa ha sido —toco madera— una de las causas de que no haya ocurrido un incidente nuclear”, prosiguió Flynn. “No perdamos de vista todo lo bueno que hemos hecho. Tenemos una capacidad enorme, así que debemos mantenernos atentos”.
El profesor prosiguió en los siguientes términos: “Hemos adquirido muchos conocimientos sobre la gestión del riesgo nuclear, ya que hemos estado haciéndolo desde hace décadas. No obstante, hoy disponemos de nuevas herramientas y muchas maneras de actualizar nuestra respuesta respecto de lo que hicimos durante la Guerra Fría”.
“Sin duda es un tema que debe preocuparnos… Pero no nos angustiemos: hemos hecho frente a este riesgo desde los albores de la era nuclear, de modo que aprovechemos esa experiencia, y adoptemos nuevas tecnologías y estrategias que nos ayuden a afrontar el riesgo, y a estar mejor alineados con el mundo en que vivimos”, concluyó Flynn.