El papa se convertirá este viernes en el primer jefe de la Iglesia católica en participar en la reunión de las siete democracias más ricas del mundo, con un encuentro en el que hablará sobre inteligencia artificial.
Francisco, de 87 años, llegó al mediodía en helicóptero procedente del Vaticano a Borgo Egnaza, un resort de lujo en la región de Apulia, en el sur de Italia, donde se celebra la cumbre del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido).
Se trata de un invitado inusual en este tipo de cumbres y expondrá ante los líderes mundiales su visión sobre inteligencia artificial (IA) y la “algor-ética” (la ética de los algoritmos), una cuestión que preocupa al Vaticano.
También tiene previstas diez reuniones bilaterales con los líderes de Estados Unidos, Brasil, India, Ucrania y Turquía, entre otros.
La Santa Sede se ha rodeado de expertos en IA para estudiar su impacto, algunos de ellos referentes en este campo como el investigador británico Demis Hassabis, director de Google DeepMind, una empresa pionera en el sector.
El Vaticano promueve un Llamamiento de Roma por la Ética de la IA, firmado por Microsoft, IBM, la ONU, Italia y varias universidades, que pide la transparencia de esta tecnología y el respeto a la privacidad.
En 2023 Francisco dedicó su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz a esta cuestión y pidió a la comunidad internacional que adopte, en la línea de la regulación pionera que aprobó la Unión Europea, un tratado para regular su uso frente a “graves riesgos”, como las campañas de desinformación o la interferencia en los procesos electorales.
Tensiones con China
Los países del G7 también abordan este viernes, en la segunda jornada de su cumbre anual, las tensiones comerciales con China, para proteger a las industrias de los países ricos y evitar una guerra comercial abierta con el gigante asiático.
El G7, en el que también participa la Unión Europea como octavo miembro informal, también busca una respuesta común al presunto apoyo de China a la expansión militar de Rusia que, según Washington, está alimentando la guerra en Ucrania.
“Los países del G7 están en sintonía en lo que respecta a China”, dijo a la AFP una fuente del gobierno japonés.
Las tensiones comerciales con China van en aumento y esta semana la UE anunció planes para imponer nuevos aranceles a los vehículos eléctricos chinos.
Pekín denunció lo que considera un “comportamiento proteccionista descarado” y no descarta presentar una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
China está acusada de subvencionar con dinero público productos como los paneles solares y los vehículos eléctricos que se venden mucho más baratos y están considerados competencia desleal.
Es una amenaza para las empresas occidentales que luchan por competir en el sector en crecimiento de la tecnología verde.
El G7 también abordará las restricciones de China a la exportación de minerales como el galio, el germanio y el grafito, fundamentales en la industria de las telecomunicaciones y para los vehículos eléctricos.
Milei y Lula
La primera ministra italiana, Georgia Meloni, que este año asume la presidencia rotativa del G7, invitó a otros lideres exteriores al grupo, entre ellos el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y el mandatario argentino, Javier Milei.
Lula ya está en Italia y tiene prevista entre otras una reunión bilateral con el presidente francés Emmanuel Macron.
En una entrevista con el periódico italiano La Repubblica publicada el viernes, el brasileño pidió una tasa para los superricos alegando que “si pusiéramos un impuesto del 2%, ayudaría a eliminar el hambre en el mundo”. También abogó por la creación de una “task force” contra el hambre y la pobreza a nivel global.
Milei también está en Apulia, donde intervendrá junto al papa en la sesión sobre inteligencia artificial y tiene prevista un reunión con Kristalina Georgieva, la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El FMI aprobó el jueves el desembolso inmediato de unos 800 millones de dólares a Argentina, una buena noticia para el gobierno de Milei, pero avisó que todavía debe “mejorar la calidad del ajuste fiscal”.