El país centroamericano alberga el encuentro “Inmersed in change” al coorganizar con Francia la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC), prevista para junio de 2025 en la ciudad de Niza.
El canciller de Costa Rica, Arnoldo André, explicó en vísperas del foro preparatorio que será “un espacio de intercambio de buenas prácticas y experiencias exitosas en temas relacionados con la salud del océano”.
Los participantes debatirán temas de gobernanza, calentamiento global, pesca o biodiversidad marina que ayuden a la toma de decisiones en la conferencia en Francia.
Diplomacia azul
Uno de los ejes principales de «Inmersed in change» es continuar con la agenda política internacional para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en 2015 por la ONU y de los cuales el número 14 versa sobre la protección del océano.
Para ello el primer paso es sumar miembros al Tratado de Protección de Altamar firmado en 2023 por más de 70 países, entre ellos los dos anfitriones.
“Costa Rica trabaja arduamente en el objetivo de proteger el 30% de las superficies terrestres y marinas en el año 2030 y la ratificación por parte del mayor número posible de países miembros (de la ONU) del nuevo tratado para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad en áreas internacionales”, explicó André.
La altamar son aguas internacionales que empiezan donde acaban las zonas económicas exclusivas (ZEE) de los Estados, a unas 200 millas náuticas (370 km) de las costas.
Actualmente, sólo alrededor del 1% de la altamar está bajo medidas de conservación, y la herramienta estrella del tratado es la creación de zonas marinas protegidas en estas aguas.
“Si se quiere llegar a Francia con los deberes hechos, es este fin de semana en Costa Rica dónde se debe pasar de las palabras a la acción”, dijo a la AFP la bióloga marina Pilar Marcos, responsable de Océanos de Greenpeace Internacional.
Un ejemplo de esta diplomacia internacional es el proyecto firmado por Ecuador, Colombia, Panamá y Costa Rica para crear un corredor biológico marino en el océano Pacífico desde las islas Galápagos en Ecuador hasta la isla del Coco en Costa Rica.
“Sería una de las mayores estrategias de conservación en el mundo”, destacó la organización medioambiental WWF.