Israel bombardeó este martes la Franja de Gaza de norte a sur, al proseguir su ofensiva contra Hamás tras conocerse la muerte de cuatro rehenes cautivos en este territorio palestino.
Casi un mes después de que Israel iniciara su ofensiva terrestre contra Rafah, una ciudad del sur de la Franja fronteriza con Egipto, se volvieron a registrar combates en otros sectores del territorio palestino.
El martes, Israel bombardeó el este y el centro de Rafah, indicaron testigos y un funcionario local. Un testigo reportó disparos de artillería en Jan Yunis, una ciudad prácticamente destrozada a unos kilómetros de Rafah.
En la Ciudad de Gaza, en el norte de la Franja, al menos tres personas murieron por los bombardeos, indicó la defensa civil, y otras cuatro murieron en el campo palestino de Al Bureij, en el centro del enclave.
La guerra estalló el 7 de octubre, cuando comandos islamistas mataron a 1.194 personas, en su mayoría civiles, en el sur de Israel, según un balance de AFP basado en datos oficiales israelíes.
Los milicianos también secuestraron a 251 personas. Israel afirma que 120 siguen cautivas en Gaza, de las cuales 41 habrían muerto.
En respuesta, Israel prometió “aniquilar” a Hamás y lanzó una ofensiva aérea y terrestre que dejó hasta el momento 36.550 muertos en Gaza, según el Ministerio de Salud del gobierno de Hamás.
Propuesta “parcial”
Tras casi ocho meses de conflicto, nada parece apuntar a que el plan para un alto el fuego presentado viernes por el presidente estadounidense, Joe Biden, y que según él fue propuesto por los israelíes, vaya a prosperar.
El proyecto, que cuenta con el “pleno” apoyo de los países del G7, prevé un alto el fuego de seis semanas y una retirada de las fuerzas israelíes de las zonas densamente pobladas de Gaza, así como la liberación de algunos rehenes, sobre todo mujeres y enfermos, y de prisioneros palestinos detenidos por Israel.
En una fase ulterior, el plan incluye el establecimiento de un alto el fuego “permanente”, siempre y cuando Hamás “cumpla sus compromisos”, según Biden. Washington indicó que el Consejo de Seguridad de la ONU elaboró un proyecto de resolución para respaldarlo.
Pero el lunes, la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, consideró que el borrador presentado era “parcial” y dijo que iban a continuar su ofensiva hasta alcanzar “todos sus objetivos”, incluyendo la “destrucción” de Hamás y el regreso de “todos los rehenes” secuestrados el 7 de octubre.
Catar, que actúa como mediador entre Israel y Hamás, comentó este martes que espera una “posición clara” del gobierno israelí sobre el proyecto, alegando que vieron “declaraciones contradictorias de los ministros israelíes”.
Asimismo, recordó que Hamás, que gobierna en la Franja de Gaza desde 2007, todavía no anunció su postura respecto al plan.
Cuatro rehenes muertos
El lunes, el ejército israelí anunció la muerte de cuatro rehenes secuestrados en un kibutz del sur del país y que probablemente murieron durante lso combates en el sector de Jan Yunis. Según las Fuerzas Armadas israelíes, los cuerpos siguen en manos de Hamás.
En Israel, Netanyahu, que lidera un frágil gobierno de coalición que suele ser descrito como el más derechista de la historia del país, enfrenta cada vez más presión.
Familiares de los rehenes se han manifestado masivamente a favor de una tregua, pero los aliados de extrema derecha de Netanyahu amenazan con dinamitar el gobierno si se lleva a cabo.
Tras el anuncio de la muerte de los cuatro rehenes, el lunes, el Foro de las Familias de rehenes insistió en que estos “deberían haber vuelto vivos a su país, con su familia”.
Sin agua potable
Las fuerzas israelíes penetraron el 7 de mayo en la ciudad de Rafah, donde según la ONU se habían refugiado 1,4 millones de palestinos. A causa de esta operación, un millón de personas se vieron forzadas a huir de nuevo.
Además, la ofensiva contra Rafah, muy criticada por la comunidad internacional, agravó la crisis humanitaria en el territorio, pues comportó el cierre del paso fronterizo con Egipto, crucial para el suministro de ayuda internacional.
Ahora, la ayuda únicamente transita a través del punto de paso de Kerem Shalom, en Israel, y es insuficiente, según las organizaciones humanitarias.
Entre las ruinas de Jan Yunis, los desplazados tratan de salir adelante, con sus tiendas inundadas por aguas residuales por la rotura de una cañería. “No hay agua potable. Ni siquiera hay ningún vendedor de agua en la calle. No hay ni agua de mar”, dijo a la AFP Said Ashour, uno de ellos.
Y en el norte de Israel, los bomberos y el ejército intentan controlar unos incendios forestales provocados por los disparos de cohetes desde Líbano, en el marco de los enfrentamientos frecuentes entre las fuerzas israelíes y el movimiento chiita libanés Hezbolá.
Con información de AFP