La administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prohibió este martes que los migrantes que entren de forma irregular reciban asilo.
La orden ejecutiva busca restringir de manera drástica las solicitudes de asilo en la frontera con México, en lo que supone una de sus medidas migratorias más duras y que llega en plena campaña para las elecciones de noviembre próximo.
Los migrantes recibían asilo en la frontera cuando “las cifras de llegadas excedan la capacidad” de procesamiento en los puntos de entrada.
“El presidente Biden cree que debemos asegurar nuestra frontera. Es por eso que hoy anunció acciones ejecutivas para prohibir que los migrantes que cruzan nuestra frontera sur reciban asilo ilegalmente”, anunció la Casa Blanca en un comunicado.
Esa orden permitirá a las autoridades estadounidenses deportar a quienes no superen unos estrictos estándares de asilo cuando se supere la cifra de 2.500 detenciones diarias en la frontera durante un promedio de siete días, detallaron a la prensa altos funcionarios estadounidenses.
La orden entrará en vigor este mismo martes porque ya se está superando la cifra de 2.500 detenciones con una media de 4.200 arrestos diarios ocurridos en abril, la última cifra oficial disponible.
Estas nuevas medidas no son permanentes, según un comunicado de la Casa Blanca, dado que serán suspendidas cuando los cruces irregulares estén bajos y permitan procesarlos de manera eficaz.
El comunicado añade que la medida agrega una forma rápida de expulsión de migrantes y un sistema para “resolver más rápidamente una parte de los casos de inmigración”, cita la misiva.
“Esta norma propuesta mejorará la seguridad y tendrá consecuencias más oportunas para aquellos que no tienen una base legal para permanecer en los Estados Unidos”, dice la Casa Blanca.
Una excepción a la medida serán las incluidas en el acuerdo bipartidista de fronteras, donde están incluidos los niños no acompañados y las víctimas de trata.