Al grito de “¡No a la minería!”, la activista Claudia Rodríguez quebraba la apacible atmósfera del lago de Güija, entre El Salvador y Guatemala. Más de un centenar de defensores medioambientales lo navegaron en protesta a una mina de oro y plata de capital canadiense.
La mina Cerro Blanco, situada en territorio guatemalteco a 12 km del lago, será explotada a cielo abierto, ya no de forma subterránea, tras una resolución de última hora dictada en enero por el anterior gobierno de Guatemala.
Este viernes, diez pequeñas embarcaciones de motor, cada una con una quincena de activistas a bordo, surcaron las tranquilas aguas del Güija con pancartas y banderas de El Salvador y Guatemala, al coro de consignas de rechazo como “¡Alto a la minería!”.
“Esos proyectos extractores lo único que hacen es comercializar con nuestro medio ambiente y nuestro futuro”, lamentó Rodríguez, de 41 años, de la Asociación de Mujeres Ambientalistas de El Salvador.
La medida ha suscitado protestas en ambos países centroamericanos. “Las fronteras no existen para defender los recursos naturales, hoy más que nunca tenemos esa obligación”, dice a la AFP la activista hondureña María Eva Díaz, de 34 años, que se sumó a la protesta.
Por su parte, la activista Videlina Morales, de 56 años, teme que los desechos mineros contaminen las aguas de este lago binacional de 45 km/2, donde numerosos pescadores artesanales se ganan la vida capturando tilapias, guapotes y mojarras.
“Exigimos el cierre de la mina Cerro Blanco por respeto a la vida de nuestros recursos naturales”, dijo a la AFP Morales, de la Mesa Nacional Contra la Minería de El Salvador.
“Químicos nocivos”
La protesta se produce 18 meses después de una votación en un municipio guatemalteco contra la explotación de este yacimiento de oro y plata, cuyos resultados fueron desconocidos por el entonces presidente Alejandro Giammattei.
En una de las últimas acciones antes de entregar el mando al presidente Bernardo Arévalo, el gobierno de Giammattei aprobó que la mina sea explotada a cielo abierto y no de manera subterránea, como establecía la licencia ambiental original.
El ministerio de Ambiente y Recursos Naturales dictó esta polémica resolución el 9 de enero, cinco días antes del cambio de mando, lo que condujo al gobierno del mandatario salvadoreño Nayib Bukele a expresar a Guatemala su “seria preocupación” por esta decisión.
“El uso de químicos en la extracción de minerales está dañando enormemente nuestros recursos naturales y la mina Cerro Blanco no es la excepción”, dice a la AFP Ricardo Navarro, presidente del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada, una oenegé ambientalista.
“El uso de químicos en esa mina va a dañar no solo a El Salvador, sino también a Guatemala y Honduras, pues las aguas del [río] Lempa, por ejemplo, recibirán parte de esos químicos nocivos para el ser humano, animales y plantas”, advierte Navarro.
Las aguas del lago alimentan al río Desagüe, que es tributario del río Lempa, de 422 km de longitud.
El Lempa nace en Guatemala, cruza una porción de Honduras y luego atraviesa El Salvador, donde es la principal fuente de agua potable de la capital salvadoreña, antes de desembocar en el océano Pacífico.
Aunque cueste “la vida”
Arévalo había puesto el tema de la mina en manos de su ministra de Ambiente y Recursos Naturales, María Iturbide, a quien destituyó hace 12 días por “mal uso” de un vehículo estatal por parte de su hija.
Su sucesora, Patricia Orantes, dijo este lunes que “el proyecto minero Cerro Blanco […] es una prioridad muy fuerte de resolver” y destacó que la misión de su ministerio “es defender el ambiente”.
“Vamos a trabajar en estos días para poder declarar una moratoria a nuevas licencias de reconocimiento, exploración y explotación de minería metálica subterránea y a cielo abierto”, indicó además la nueva ministra a la radio Fabulosa de Guatemala.
Este jueves, el viceministro guatemalteco de Ambiente, Rodrigo Rodas, anunció que el gobierno buscará “la anulación de la actualización del instrumento ambiental y por ende la licencia ambiental del proyecto minero Cerro Blanco”.
Pero esta promesa no disuadió a los ambientalistas este viernes.
“El objetivo final es que cierre Cerro Blanco, así será aunque tengamos que dar la vida”, aseguró Rodríguez.