El ataque iraní contra Israel generó preocupación mundial y llamamientos a la moderación para evitar una escalada de consecuencias imprevisibles en una región en vilo desde hace más de seis meses por la guerra entre Israel y Hamás en Gaza.
Israel aseguró el domingo que el ataque con drones y misiles “fue frustrado” gracias a “una coalición defensiva de aliados internacionales” encabezada por Estados Unidos.
El jefe de las fuerzas armadas iraníes, Mohammad Baghari, celebró en cambio una operación que alcanzó “todos sus objetivos”.
Teherán respondió así al bombardeo de su consulado en Damasco el 1 de abril, que imputó a Israel, en el cual murieron siete Guardianes de la Revolución, incluidos dos generales de esa milicia ideológica de la República Islámica.
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, advirtió que cualquier respuesta “temeraria” de Israel a su ataque del sábado conllevaría una respuesta militar “decisiva y mucho más fuerte”.
Estados Unidos indicó que no se sumaría a ningún eventual contraataque israelí.
“No formaríamos parte de ninguna respuesta que ellos hicieran”, declaró un funcionario de la administración del presidente Joe Biden.
En una conversación con el primer ministro israelí, Banjamin Netanyahu, Biden “dejó muy claro (…) que sí tenemos que pensar cuidadosa y estratégicamente sobre los riesgos de una escalada”, agregó el funcionario.
99% de los disparos interceptados
El portavoz militar israelí, Daniel Hagari, aseguró que el 99% de los cerca de 300 drones y misiles lanzados por Irán fueron interceptados con ayuda de Estados Unidos, Jordania y otros aliados y que los pocos que siguieron su trayectoria “golpearon ligeramente” una base militar, que sigue en operaciones.
La agencia oficial iraní de noticias Irna reportó por su lado “graves daños en la base aérea más importante del Néguev”, en el sur de Israel.
Los bombardeos iraníes dejaron 12 heridos, según los militares israelíes, entre ellos una niña de siete años, precisó un centro médico.
El Hezbolá libanés y los rebeldes hutíes de Yemen, ambos aliados de Irán, llevaron en paralelo ataques contra Israel.
El ejército israelí indicó el domingo que bombardeó un edificio del Hezbolá en el este del Líbano, sin dejar víctimas.
Reporteros de AFP dieron parte de varias explosiones en Jerusalén la madrugada del domingo, mientras los habitantes buscaban refugiarse y hacían acopio de agua.
A petición de Israel, el Consejo de Seguridad de la ONU celebrará una reunión el domingo.
El G7 de las principales potencias occidentales condenó “unánimemente” el ataque iraní y pidió a las distintas partes “moderación”.
“Exigimos que Irán y sus aliados cesen sus ataques y estamos listos para tomar nuevas medidas ahora, en caso de nuevas iniciativas de desestabilización”, indicó el comunicado del G7, integrado por Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Japón.
Reacciones y guerra en Gaza
El papa Francisco lanzó un “llamado urgente” para detener “una espiral de violencia” que puede “arrastrar a Oriente Medio a un conflicto aún mayor”.
La Unión Europea condenó el ataque, que calificó de “escalada sin precedentes”, y convocó una reunión ministerial para el martes.
En América Latina, Argentina, Chile y Uruguay condenaron el ataque iraní y expresaron su preocupación por la escalada de tensiones. Brasil y México instaron a la “moderación”.
China llamó a “la paz y la estabilidad en la región” y Rusia, pidiendo moderación, instó a los países de la región a “encontrar una solución a los problemas existentes”.
Siria consideró que el ataque de Irán “es el derecho legítimo a la autodefensa” contra Israel.
Con la mira en Gaza
El ataque iraní potenció el riesgo de estallido regional presente desde el inicio de la guerra en Gaza, el 7 de octubre.
El G7 llamó a poner fin a la crisis en Gaza mediante un “cese el fuego y la liberación de los rehenes en manos de Hamás”, el movimiento islamista en el poder en el territorio palestino.
El ejército israelí afirmó que Hamás retiene a rehenes en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, que Netanyahu planea invadir pese a la presión internacional.
La guerra estalló cuando combatientes islamistas mataron a unas 1.170 personas en Israel, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes.
También tomaron 250 rehenes, de los cuales 129 continúan en Gaza, incluidos 34 que se cree han muerto, según las autoridades israelíes.
En respuesta, Israel prometió “aniquilar” a Hamás y lanzó una implacable ofensiva que ya dejó 33.729 muertos en Gaza, en su mayoría civiles, según el Ministerio de Salud del territorio.