El 43 por ciento de los mexicanos padecen de estrés laboral, cuyo problema de salud se genera por la falta de planeación en las organizaciones, por la sobre carga de trabajo y por liderazgos poco eficientes.
Además, de que en dichos centros hay un clima laboral negativo, se carece de la iluminación y mobiliario adecuado, no se da atención al acoso laboral y persiste una incapacidad para manejar conflictos internos, así como demasiado tiempo invertido para llegar al trabajo.
Lo anterior fue expuesto por las académicas de la Universidad Iberoamericana, Puebla, Ericka Escalante Izeta, coordinadora de la Maestría en Desarrollo Humano y Nadia Eslinda Castillo Romero, coordinadora de la Maestría en Gestión de Empresas de Economía Social.
Al participar en el conversatorio “Prevención de riesgo psicosocial en las organizaciones: Implementación NOM-035”, la primera de ellas, detalló que México es el país con el mayor índice laboral y número de horas trabajadas sin ser productivas.
En este sentido, reveló que el 85 por ciento de las empresas en nuestro país, sin importar el giro, recompensan dichas prácticas ineficientes, pero éstas son confundidas con compromiso y productividad.
En su intervención lamentó que en el caso de Pueba no haya datos actualizados en torno al estrés laboral.
“En los últimos 20 años en el país se han normalizado las condiciones de trabajo bajo las cuales actualmente las personas se desempeñan al interior de empresas y/o instituciones de cualquier ámbito”, comentó.
En tanto, Castillo Romero, añadió que el hecho de que cuatro de cada diez mexicanos enfrenten este problema de salud laboral, se debe principalmente al modelo económico que estamos viviendo, el cual, privilegia la acumulación más amplia y expansiva de la economía a través de un alto índice de productividad que exigen las empresas.
“Las políticas tienen que volver a ser sociales, el trabajo debe ser generador de bienestar y dignificación de la persona. En ese sentido, tenemos que pensar que todas las instituciones debemos privilegiar valores, compromiso con el otro, atender las problemáticas que los trabajadores puedan tener para ofrecer entornos decentes. Es por ello que las políticas laborales deben volverse a centrar en la persona”, concluyó.