La pobreza, la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos y el incremento de los precios de los productos de la canasta alimentaria han llevado a los integrantes de miles de familias de Querétaro a dormir sin haber comido o a comer menos de lo que deberían.
La prevalencia del hambre Cuando los queretanos dan un vistazo a cómo han cambiado los precios de los productos que frecuentemente compran, resulta evidente que las remuneraciones por su trabajo alcanzan cada vez para menos.
Esta situación tiene grandes repercusiones sociales en todo el país, y Querétaro no es una excepción. Si lo que se puede comprar con el producto de nuestro trabajo no es suficiente para satisfacer nuestras necesidades básicas, estamos frente a una condición de pobreza por ingresos, que, en nuestro estado, forma parte del día a día de miles de familias.
El nivel de ingresos laborales de la población de Querétaro es más bajo que el nivel nacional. Más del 35% de los trabajadores tiene ingresos por debajo de la canasta alimentaria, es decir: lo que ganan no es suficiente para adquirir ni lo más elemental para su subsistencia.
Asimismo, en 15% de los hogares queretanos (de un total de 533 mil 596), algún adulto comió menos de lo que debería de comer; en 7%, comió sólo una vez al día o dejó de comer todo un día; y en 8%, sintió hambre, pero no comió.
Cuando trabajar no es suficiente
Uno de los elementos medulares para medir la pobreza en México es el ingreso, ya que su capacidad para adquirir los bienes y servicios que conforman la canasta alimentaria determina qué proporción de la población se encuentra por debajo de las líneas de bienestar y de bienestar mínimo, es decir, determina la pobreza por ingresos.
Cuando lo que se gana por el trabajo no alcanza para alimentar a todos los miembros del hogar, sus integrantes se ven obligados a buscar otras fuentes de ingresos, por ejemplo, de las remesas, de los programas sociales, de las transferencias gubernamentales, entre otros.
De acuerdo con el INEGI, en Querétaro cerca de 200 mil hogares recibían ingresos diferentes al trabajo, de estos: 63% tenía ingresos provenientes de programas de gobierno; 18%, de alguna persona externa al hogar pero que vive en México; y 12%, de alguien que vive en el extranjero.
La pobreza detrás del hambre
Por otro lado, lo que puede comprar una persona con lo que gana por su trabajo depende de qué tanto varían los precios a través del tiempo.
Al segundo trimestre de 2018, los trabajadores queretanos ganaron en promedio 2,586 pesos (ingresos per cápita). Tomando en cuenta la inflación, esta cifra es equivalente a lo que se podía comprar con 1,903 pesos en 2010 (ingreso real per cápita). A nivel nacional, este ingreso per cápita fue de 2,389 pesos, el cual, comparado con los precios de 2010, ascendió a 1,759 pesos.
Si se compara con el trimestre anterior (enero-marzo de 2018), el ingreso real per cápita de los queretanos disminuyó 1%; sin embargo, se pudo percibir un incremento del 17% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Fue en diciembre de 2006 cuando el ingreso per cápita laboral alcanzó su máximo poder adquisitivo, en ese periodo un trabajador podía comprar lo equivalente a 2,025 pesos del 2010, es decir, 122 pesos más que lo registrado en julio de este año, con lo cual, en términos de poder adquisitivo de los trabajadores, se perdió 6 por ciento.
Desde el segundo trimestre de 2014, el poder adquisitivo en Querétaro registró una recuperación que rompió con un estancamiento que desde el primer trimestre de 2008 lo mantuvo por debajo de los 1,700 pesos a causa de la crisis financiera global.
Si bien desde inicios de 2015, se logró rebasar los 1,700 pesos, durante el tercer trimestre del año pasado llegó, nuevamente, a los 1,571, sin embargo, al primer trimestre de este año se registró un aumento considerable de con lo que se alcanzó los 1,927 pesos.
Inflación grande, ingresos pequeños
Si tomamos en cuenta únicamente el incremento de precios de los productos que conforman la canasta alimentaria, la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos laborales se agudiza.
Hasta antes del segundo trimestre de 2009, un trabajador queretano tenía mayor posibilidad de comprar los productos de la canasta alimentaria con su ingreso que los que conforman el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC)1.
A partir de ese periodo y hasta el primer trimestre de 2012, la capacidad de compra de los trabajadores de la entidad fue similar para los productos de la canasta alimentaria que para los del INPC.
Ahora bien, dado que desde inicios de ese año los precios de los productos que conforman la canasta alimentaria incrementaron más que del INPC, el ingreso de un trabajador perdió capacidad de compra para adquirirlos.
La diferencia que se generó a partir de entonces entre el poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores para comprar la canasta alimentaria y los bienes y servicios del INPC ha crecido durante los últimos seis años.
La mayor amplitud fue de 182 pesos y se alcanzó durante el tercer trimestre de 2017. A mediados de este 2018, esta diferencia fue de 165 pesos.
Si bien en Querétaro el ingreso promedio de los trabajadores es superior que el registrado a nivel nacional, la distancia entre la capacidad que tiene un trabajador para adquirir los productos de la canasta alimentaria y la que tiene para comprar los bienes y servicios que conforman el INCP fue más alta en el estado que en todo el país, ya que esta diferencia fue de 153 pesos durante el segundo trimestre de 2018.
Ni para comer…
Con esta información, el Coneval elabora el Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP), con el que se puede calcular la proporción de personas que no pueden adquirir la canasta alimentaria con los ingresos de su trabajo.
De 2017 a 2018 el ITLP de Querétaro se redujo 17 por ciento, lo que significó que la proporción de personas cuyos ingresos laborales no son suficientes para al cubrir el costo de la canasta alimentaria se redujera 7.2 por ciento. La población del estado que se encuentra en esta condición fue de 35.1% en el segundo trimestre de 2018.
A pesar de que en Querétaro los ingresos laborales han incrementado y la proporción de la población con ingresos insuficientes al costo de la canasta alimentaria disminuyó durante este año, no ha sido suficiente para mitigar las carencias alimentarias que enfrenta una parte importante de la población.