El ataque de las orcas contra veleros desde hace tres años, sobre todo en aguas españolas, se ha convertido en un grave problema que tiene perplejos a autoridades y científicos.
“Atacaron directamente al timón: no dieron vueltas al barco, no jugaron, nada. Embistieron a toda velocidad el timón”, relata a la AFP el alemán Friedrich Sommer, describiendo los daños causados por las orcas a su velero “Muffet”.
EN 2020 INICIARON LOS ATAQUES DE LAS ORCAS
Sommer aguarda en Barbate, Cádiz, a que reparen su barco, como otro propietario extranjero, que pidió no ser identificado, cuya embarcación perdió el timón en un ataque similar. “Ha perdido el timón completamente” y “han hecho un destrozo en el casco que es estructural”, explica Rafael Pecci, encargado de los astilleros, señalando los daños en un velero.
En la playa principal de Barbate, sobresale el mástil de un velero hundido a principios de mayo por la arremetida de unas orcas, testimonio mudo del peligro de estos episodios. Los ataques o “interacciones” —el término empleado por medioambientalistas y autoridades— se iniciaron en 2020 y han tenido lugar por todo el litoral atlántico de la península ibérica, pero sobre todo entre Cádiz y Tánger, en Marruecos, cerca del estrecho de Gibraltar.
GLADIS ARREMETIÓ NUMEROSAS VECES CONTRA LOS BARCOS
Ello se explica por la alta presencia en la zona de una de las presas favoritas de las orcas, los atunes rojos, que atraviesan el estrecho en primavera procedentes del océano Atlántico para ir a desovar al mar Mediterráneo.
Según la organización de rescate en mar española Salvamento Marítimo, en 2023 se han producido 28 “interacciones” entre barcos y orcas, y en el periodo 2020-2022 ascenderían a casi 500, estimó Alfredo López, del Grupo de Trabajo de la Orca Atlántica (GTOA), en una conferencia sobre el tema celebrada en marzo en Portugal.
“Se sabe muy poco de cuáles son las causas de estas interacciones”, explicó a la AFP José Luis García Varas, responsable del programa de océanos de WWF España. Y en este terreno abonado para las leyendas, aparece la figura de Gladis, la matriarca de un clan, a la que se le atribuyeron numerosas arremetidas y que habría transmitido su experiencia a sus crías.
UNA ORCA NIETA DE GLADIS
Las orcas “son familiares, son grupales, son muy inteligentes y tienen un elemento de transmisión oral del conocimiento”, recuerda García Varas. La presidenta de la organización medioambientalista Agrupación Voluntarios de Trafalgar, María Dolores Iglesias, cree que Gladis murió y que a ella y sus descendientes les mueve el resentimiento.
Iglesias sostiene que hay “una orca que es nieta de Gladis”, en cuyos ataques se percibe “furia”. GTOA tiene en su página web el árbol genealógico de “las Gladis”, que son 15 orcas emparentadas e identificadas que han interactuado con barcos, y la famosa matriarca es Gladis Lamari.
Renaud de Stephanis, doctor en ciencias marinas y presidente de Circe (Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos), sale a navegar para marcar satelitalmente a las orcas, algo que permitirá a las autoridades tenerlas ubicadas para “minimizar la interacción con embarcaciones”, según el ministerio de Transición Ecológica.
ATAQUES DE ORCAS DIRECTO AL TIMÓN
Se está “trabajando con varias hipótesis” para explicar las interacciones, dice De Stephanis, desde las que sostienen que se trata de “juegos” hasta las que atribuyen sus actos a la “animadversión”. Pero de momento, “no podemos dar una conclusión final”.
No todos los encuentros con estos cetáceos, que pueden alcanzar una longitud de 9 metros en el caso de los machos, 7 en el de las hembras, y un peso de entre 3,5 y 6 toneladas, acaban en desperfectos en los veleros, pero cuando ocurren, suelen ser en partes vitales como el timón. N