Juan Antonio tiene toda la pandemia trabajando en una de las funerarias más económicas y solicitadas en Aguascalientes. Para el último estado que estuvo en semáforo en rojo en el país (hasta el momento), los servicios funerarios continuaron con una alta demanda hasta hace unas semanas. Y eso le exigía a quienes brindan estos servicios, trabajar en varios turnos, con todas las medidas posibles.
“Usamos tres trajes y hasta seis pares de guantes en cada servicio” relata Antonio. Él domina el funcionamiento del horno crematorio, es embalsamador y también acude directamente por los cuerpos de quienes fallecieron por covid a las clínicas, llegando a hacer fila junto con carrozas de otras funerarias para poder ingresar.
“Su mamá quería abrir el ataúd, le pedimos que no lo hiciera”
Por sorprendente que pudiera parecer, Juan Antonio nunca ha sufrido un contagio de coronavirus. Jamás ha salido positivo en alguna prueba, pese a la cercanía con los cadáveres que le exige su trabajo. Él lo adjudica al buen uso de los trajes y medidas de protección.
“Nos preparamos: empezamos a agarrar nuestros trajes, las caretas y las mascarillas. Botas. Salimos a las clínicas, con el equipo de protección para recoger el cuerpo. Lo entregan en el área de patología. Hay horarios específicos por parte de la clínica. Los familiares lo identifican previamente, se les proporciona equipo también a ellos. Luego lo pasamos a la camilla, y comenzamos a sanitizar todo. El cuerpo, a nosotros, el familiar…”
Además, explica cómo se vivió el cambio en los ritos funerarios. Como las reglas sanitarias ahora establecen que no habrá oportunidad de velar ni de ninguna otra ceremonia o protocolo hasta después de incinerar los restos de alguien que ha fallecido por el virus, se le quita la oportunidad a los familiares de despedirse de la manera acostumbrada.
“Hubo un caso que nos tocó, querían abrir el ataúd y nosotros se lo impedimos. Estaban muy alterados. Querían que la mamá viera al hijo, que falleció por covid. Nosotros le dijimos que si lo abría era bajo su propio riesgo. Pero gracias a Dios se tranquilizaron.”
Quienes laboran en las funerarias tienen decenas de relatos como este, en donde el cambio de reglas para quienes buscan despedirse de un ser querido desata toda clase de crisis en las familias.
“Mientras esté ocupado el crematorio, no podemos dejar ahí un cuerpo, hasta que esté vacío el horno se va a recoger el cuerpo. Las clínicas resguardan los cuerpos en espera. Y claro, no puede haber velaciones, pero las personas insisten en despedirse porque ya no pudieron ver a su familiar desde que ingresó a la clínica”
Aunque cabe mencionar que no todos los cuerpos se recogen en las clínicas. En realidad, las funerarias también llegan hasta los hogares de los fallecidos, en donde la contaminación y riesgo de contagio por el virus puede ser aún mayor.
Humo y partículas: la contaminación al incinerar un cadáver
En el estado hay únicamente 6 funerarias que cuentan con permisos para operar un horno crematorio. En enero del 2021, la funeraria Jardines Eternos 2000, cuyas instalaciones se encuentran al poniente de la ciudad, fue clausurada por el ISSEA. Pese a que en su momento hubo bastantes quejas de los vecinos de la zona, quienes afirmaban que un “horrible aroma” permanencia en la calle y e incluso en las casas durante el día y la noche, las autoridades afirmaron que la clausura fue por anomalías en el manejo de residuos biológicos, en el proceso de embalsamado, y por realizar funerales de más de 4 horas.
Según la maestra Elsa González, investigadora del departamento de Ingeniería Bioquímica de la UAA, dependiendo de las condiciones del incinerador, de las condiciones climatológicas e incluso de los procedimientos dentales en el cuerpo del fallecido, una variedad de sustancias y partículas se arrojan cuando los retos arden.
“Se pueden emitir partículas menores a 2.5 micras por arriba de la norma. Y por la presencia de amalgama en los dientes, si el cadáver lo presenta, puede ser de hasta 200 microgramos/metro cúbico. Pero ese mercurio puede emitirse en las partículas y sedimentarse, de acuerdo a las condiciones meteorológicas. O irse a cuerpos de agua donde tengas vida acuática, y posiblemente los organismos en este medio lo consuman y vayan en la cadena trófica”
La incineración de un cuerpo humano, según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, emite alrededor de 27 kilos de dióxido de carbono a la atmósfera.
A ello, hay que sumarle que en cuando llega un cuerpo a la funeraria (si la persona falleció por coronavirus), y se va directamente al crematorio, es con todo y el traje que lo envuelve. Es decir, el material plástico o mortaja se incinera también.
En Aguascalientes, la supervisión de las emisiones contaminantes al aire, es responsabilidad de las autoridades ambientales, en este caso de la PROESPA. Sin embargo, la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, en su artículo 8 establece que la aplicación de las disposiciones jurídicas en materia de prevención y control de la contaminación atmosférica generada por fuentes fijas, así como de emisiones de contaminantes a la atmósfera provenientes de fuentes móviles, es responsabilidad de los ayuntamientos.
Casi 4 mil muertos después…
Juan Antonio trabaja en la funeraria La Gloria, que brinda servicios en convenio con Gobierno del Estado. Tan solo en este lugar, se recibieron los cuerpos de 147 personas fallecidas por coronavirus durante el 2021. Los picos más altos se registraron en los meses de enero y febrero, con 26 servicios cada uno. Aún así, asegura que la carga de trabajo más pesada fue en enero de este año, justo cuando la entidad fue la única en todo el país en retroceder al semáforo rojo.
“La incineración de un cuerpo lleva alrededor de seis horas. No se acepta un cuerpo hasta que el proceso con el anterior ya terminó, y se retiran las cenizas. En enero se tuvo la mayor carga. Se trata de escalonarlos. No podemos ir a recoger a alguien más y tenerlo en espera aquí, es un foco de infección. Teníamos que pedir a los familiares que esperaran.”
Desde el comienzo de la emergencia sanitaria, en Aguascalientes han fallecido casi 4 mil personas por coronavirus. En el último informe emitido por las autoridades sanitarias (actualizado al 23 de febrero), se sumaron 21 decesos en tan solo una semana.
Entre los casi 4 mil fallecidos, está el médico que laboraba en esta funeraria.
Hay otros registros: aquellas personas en cuyo certificado de defunción se establece que fallecieron por una “neumonía atípica” o “insuficiencia respiratoria”. Generalmente casos en los que la prueba por el virus no se realizó mientras la persona vivía. Entonces, un médico puede brindar una asesoría a la funeraria, pero en realidad en toda muerte que se piense estuvo relacionada al coronavirus, son aplicados los protocolos establecidos.