EL AUMENTO de peso corporal es el segundo mayor factor de riesgo de hospitalización y muerte ante el COVID-19. Así se inicia el informe especial que la Federación Mundial de la Obesidad hizo público este jueves en el marco del Día de la Obesidad.
Titulado “Atlas 2021 de COVID-19 y Obesidad”, el reporte se refiere al costo que provocó el no haber atendido previamente el problema de salud pública que significa el sobrepeso. “Reducir este importante factor de riesgo habría resultado en mucho menos estrés para los hospitales”, subraya esta organización con sede en Londres.
El análisis de la Federación muestra que en aquellos países donde el sobrepeso afecta solo a una minoría de la población adulta las tasas de muerte por COVID-19 han sido diez veces menor que lo ocurrido en naciones con adultos mayoritariamente obesos.
“De los 2.5 millones de muertes por COVID-19 notificadas a fines de febrero de 2021, 2.2 millones se registran en países donde más de la mitad de la población está clasificada con sobrepeso”, señala.
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Se calcula que 800 millones de personas en el mundo viven con esta enfermedad. Ese número es tres veces mayor a lo registrado hace 50 años, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Desde 2015 se había designado un día para generar conciencia sobre la obesidad, pero la OMS estableció esta efeméride de manera global el 4 de marzo de 2020, unos días antes de que se declarara la pandemia por COVID-19, el 11 de marzo.
Con la alerta sanitaria también se hicieron las respectivas advertencias de los riesgos que representaba el nuevo virus ante el sobrepeso. En el atlas recientemente publicado, de hecho, se enfatiza que el COVID-19 no es un caso especial y aislado ante los problemas que representa la obesidad ante otros virus respiratorios.
“Datos de las dos últimas décadas sobre el impacto del MERS, la influenza H1N1 y otras infecciones relacionadas con enfermedades respiratorias muestran resultados negativos vinculados con el exceso de peso corporal. Una población con sobrepeso es una población enferma y también representa una pandemia latente”, apunta el informe.
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Este atlas presenta la información de 160 países. Destacan los hallazgos en China, donde las personas con sobrepeso tuvieron un aumento del 84 por ciento de probabilidades de desarrollar COVID-19 grave, mientras que ese riesgo se triplicaba en personas con obesidad. En Estados Unidos, las personas obesas registraban seis veces más probabilidades de necesitar respiración asistida mecánicamente y un mismo número de posibilidades de morir en caso de presentar la enfermedad.
Reino Unido, España, Francia, Italia, Suiza, Kuwait, Brasil y Suecia tienen comportamientos similares en su población obesa. Al igual que en México, donde, de acuerdo con este mapeo, la obesidad provoca 56 por ciento más de probabilidades de necesitar hospitalización y 75 por ciento más probabilidades de morir después de desarrollar COVID-19.
La Federación insta a los gobiernos y a los proveedores de servicios sanitarios a adoptar políticas que reconozcan a la obesidad como un problema de salud pública y coloquen a las personas con sobrepeso como un grupo prioritario para recibir la vacuna contra COVID-19.
Advierte que es necesario reconocer que ambas son enfermedades que se pueden agravar ante condiciones de desigualdad y falta de acceso a servicios de salud.
Los registros disponibles sobre los efectos del exceso de peso son “buenas razones” para esperar que la próxima pandemia tenga efectos similares a los que se han registrado con el COVID-19, por lo que también se insiste en tomar medidas que prevengan el sobrepeso a través del acceso a dietas saludables desde el nacimiento. Asimismo, procurar tratamientos farmacológicos y nutricionales basados en actividad física e incluso intervenciones quirúrgicas que sean accesibles a todas las personas con obesidad. N