En una decisión considerada histórica el papa Francisco eliminó este martes el secreto pontificio para las denuncias de abusos sexuales, una petición de las víctimas que garantizará mayor transparencia ante una realidad que ha desacreditado enormemente a la Iglesia católica.
Enfrentado a una serie de escándalos de abusos sexuales en todo el mundo que mancharon la imagen de la milenaria institución, el papa Francisco da así un paso adelante importante en la lucha contra la pederastia cometida por sacerdotes.
“Se trata de una norma histórica que elimina obstáculos e impedimentos”, reaccionó monseñor Charles Scicluna, secretario general adjunto para la Congregación de la Fe y considerado el mayor experto de pederastia en el Vaticano.
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El papa entierra el secreto pontificio para estos casos con una normativa de 5 artículos titulada “Instrucción sobre la reserva de las causas”.
Francisco advierte que “no puede imponerse ninguna obligación de silencio sobre los hechos encausados al denunciante, a la persona que afirma haber sido perjudicada y a los testigos”.
Al terminar con la ley del silencio que reinó por décadas frente a la pederastia de los curas, el papa argentino se compromete también a dar la “debida información a la víctima y a las comunidades afectadas”, explicó por su parte Andrea Tornielli, director editorial del Vaticano.
El secreto de confesión sigue vigente
El “secreto pontificio” se refiere a la confidencialidad en el manejo judicial de los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes y otros delitos graves de este tipo.
La ley no afecta al “secreto de confesión”, que sigue vigente, explicó Tornielli.
“Por ejemplo, por los impedimentos que existían hasta este momento la víctima no tenía la oportunidad de conocer la sentencia que siguió a su denuncia, porque existía el secreto pontificio”, añadió.
En un comunicado, el obispo español Juan Ignacio Arrieta, secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, explicó que la eliminación del secreto pontificio en los casos de delitos de abusos sexuales no supone un menoscabo al secreto de confesión.
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“No tiene ningún tipo de colisión con el deber absoluto de observar el sello sacramental, que es una obligación impuesta al sacerdote en razón de la posición que ocupa en la administración del sacramento de la confesión, y de la cual ni siquiera el penitente podría liberarse”, escribió.
La norma, que entrará en vigor inmediatamente, facilita la colaboración concreta con los Estados donde hay mandatos judiciales, precisó.
Con la nueva disposición, el papa responde a los pedidos hechos durante la inédita cumbre dedicada a los abusos sexuales y la pederastia celebrada en febrero en el Vaticano.
Tras la cumbre, Francisco divulgó en mayo un ‘Motu Proprio’, una ley que por primera vez imponía a sacerdotes, religiosos y religiosas la obligación de denunciar no sólo los casos de abuso sexual, sino también el acoso y el encubrimiento.
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Con las nuevas normas el papa establece también como delitos graves “la adquisición, posesión o divulgación, con fines libidinosos, de imágenes pornográficas de menores de dieciocho años por parte de un clérigo, de cualquier forma y por cualquier medio”.
Hasta ahora el delito de pornografía infantil incumbía a menores de 14 años, pero la edad fue aumentada.
El papa eliminó también la obligatoriedad de que el abogado y el fiscal de los delitos más graves contra la moral tengan que ser sacerdotes.
Para Arrieta, la nueva norma está “en línea” con las últimas medidas tomadas sobre este asunto, “corrige ligeramente” las normas y hace “más coherente el sistema disciplinario”.