Un joven mexicano lideró la banda que asaltó en febrero la embajada norcoreana en Madrid, y ofreció días después al FBI la información robada, según informó este martes un alto tribunal español, que emitió órdenes de captura internacional contra varios de los atacantes.
Un auto de la Audiencia Nacional arroja luz en un caso sobre el que las autoridades habían guardado mutismo hasta ahora, y que tiene como protagonista a Adrián Hong Chang, un mexicano de 35 años residente en Estados Unidos y que se escondió bajo otras dos identidades, una de ellas “Oswaldo Trump”.
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Según el tribunal, el hombre, que habría actuado “bajo su propia voluntad” y no enviado por nadie y que tras el asalto huyó a Estados Unidos, lideró el grupo de 10 personas que llevó a cabo el asalto, la tarde del 22 de febrero en Madrid.
Allí, Hong Chang y sus asociados, incluido al menos un estadounidense y un surcoreano, se presentaron con armas de fuego falsas, machetes, cuchillos y barras de hierro. Valiéndose de “un descuido del personal”, entraron en la legación y golpearon a los ocupantes “hasta que consiguieron reducirlos y colocarles grilletes y bridas para inmovilizarlos”.
La Audiencia Nacional emitió este martes órdenes de captura internacional contra varios de los miembros de la banda, según indicaron a la AFP fuentes policiales, que no pudieron precisar el número de órdenes ni si entre los afectados se encuentra Hong Chang.
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El juez José de la Mata indicó en el auto que, a tenor de los hechos, se están investigando presuntos delitos de allanamiento de morada, detención ilegal, lesiones, amenazas y robo con violencia e intimidación.
En el asalto, una empleada de la embajada logró saltar por la ventana y dar la alarma en medio de la calle.
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Sin embargo, cuando los agentes se personaron en el lugar, Hong Chang tuvo la ocurrencia de colocarse una chaqueta con un pin de la cara del líder norcoreano, Kim Jong-un, y presentarse como un alto representante del organismo ante los policías, a quienes dijo que no había problema alguno.
Según el recuento de la Audiencia Nacional, los asaltantes se apoderaron de un par de pendrives, dos ordenadores, dos discos duros, uno de ellos con imágenes de seguridad, y un teléfono móvil.
Tras varias horas en la embajada, el mexicano logró finalmente salir en un vehículo contratado a través de Uber. Viajó primero a Lisboa, de una forma que no se precisó, y de allí tomó un vuelo a Nueva Jersey. Una vez en territorio norteamericano, ofreció el 27 de febrero al FBI la información robada durante el asalto.