La pobreza, la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos y el incremento de los precios de los productos de la canasta alimentaria han llevado a los integrantes de miles de familias de San Luis Potosí a dormir sin haber comido o a comer menos de lo que deberían
La prevalencia del hambre
Cuando los potosinos dan un vistazo a cómo han cambiado los precios de los productos que frecuentemente compran, resulta evidente que las remuneraciones por su trabajo alcanzan cada vez para menos.
Esta situación tiene grandes repercusiones sociales en todo el país, y San Luis Potosí no es una excepción. Si lo que se puede comprar con el producto de nuestro trabajo no es suficiente para satisfacer nuestras necesidades básicas, estamos frente a una condición de pobreza por ingresos, que, en nuestro estado, forma parte del día a día de miles de familias.
El 43.8% de los trabajadores potosinos tiene ingresos por debajo de la canasta alimentaria, es decir: lo que ganan no es suficiente para adquirir ni lo más elemental para su subsistencia.
Vivir con hambre
En nuestro estado, miles de familias viven con dificultades para alimentarse por falta de dinero
- En 20% de los hogares donde viven niños, alguno de ellos tuvo poca variedad en su alimentación
- En 14%, algún niño comió menos de lo que tenían que comer
- En 5%, algún niño o niña se acostó con hambre
- En 7%, algún niño o niña sintió hambre, pero no comió
Asimismo, en 19% de los hogares potosinos (de más de 710 mil hogares), algún adulto comió menos de lo que debería de comer; en 9%, comió sólo una vez al día o dejó de comer todo un día; y en 11%, sintió hambre, pero no comió.
Sin importar cuánto ganan por su trabajo los potosinos, sus ingresos son insuficientes para cubrir sus necesidades alimentarias
Cuando trabajar no es suficiente
Uno de los elementos medulares para medir la pobreza en México es el ingreso, ya que su capacidad para adquirir los bienes y servicios que conforman la canasta alimentaria determina qué proporción de la población se encuentra por debajo de las líneas de bienestar y de bienestar mínimo, es decir, determina la pobreza por ingresos.
Cuando lo que se gana por el trabajo no alcanza para alimentar a todos los miembros del hogar, sus integrantes se ven obligados a buscar otras fuentes de ingresos, por ejemplo, de las remesas, de los programas sociales, de las transferencias gubernamentales, entre otros.
De acuerdo con el Inegi, en San Luis Potosí más de 710 mil hogares recibían ingresos diferentes al trabajo, de estos: 71% tenía ingresos provenientes de programas de gobierno; 21% de jubilaciones o pensiones; 16%, de alguna persona externa al hogar pero que vive en México; y otro 16%, de alguien que vive en el extranjero.
La pobreza detrás del hambre
Por otro lado, lo que puede comprar una persona con lo que gana por su trabajo depende de qué tanto varían los precios a través del tiempo.
Al segundo trimestre de 2018, los trabajadores potosinos ganaron en promedio 2,135 pesos (ingresos per cápita). Tomando en cuenta la inflación, esta cifra es equivalente a lo que se podía comprar con 1,571 pesos en 2010. A nivel nacional, este ingreso per cápita fue de 2,389 pesos, el cual, comparado con los precios de 2010, ascendió a 1,759 pesos.
Los trabajadores potosinos ganan en promedio 2,135 pesos (ingresos per cápita)
Comparado con el trimestre anterior (enero-marzo de 2018), el ingreso per cápita de los potosinos aumentó 4.5%; si se compara con el mismo periodo del año pasado el incremento fue de 6.7%.
Fue en septiembre de 2006 cuando el ingreso per cápita laboral alcanzó su máximo poder adquisitivo, en ese periodo un trabajador podía comprar lo equivalente a 1,678 pesos del 2010, es decir, 106.9 pesos más que lo registrado en julio de este año, con lo cual, en términos de poder adquisitivo de los trabajadores, se perdió 6 por ciento.
Inflación grande, ingresos pequeños
Si tomamos en cuenta únicamente el incremento de precios de los productos que conforman la canasta alimentaria, la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos laborales se agudiza.
Hasta antes del segundo trimestres del 2009 un trabajador potosino tenía mayor posibilidad de comprar los productos de la canasta básica con su ingreso que los que conforman el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC)[1].
A partir de ese periodo y hasta el cuarto trimestre de 2011, la capacidad de compra de los trabajadores de la entidad fue similar para los productos de la canasta básica que para los del INPC.
Ahora bien, dado que desde inicios de 2012 los precios de los productos que conforman la canasta alimentaria incrementaron más que del INPC, el ingreso de un trabajador perdió capacidad de compra para adquirirlos.
La diferencia que se generó a partir de entonces entre el poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores para comprar la canasta alimentaria y los bienes y servicios del INPC ha crecido durante los últimos seis años.
La mayor amplitud fue de 181 pesos y se alcanzó durante el tercer trimestre de 2017. A mediados de este 2018, esta diferencia fue de 136.3 pesos.
Ni para comer…
El Coneval elabora el Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP), a partir de cual se calcula la proporción de personas que no pueden adquirir la canasta alimentaria con los ingresos de su trabajo.
El 43.8% de la población del estado tiene ingresos laborales insuficientes para cubrir el costo de la canasta alimentaria
De 2017 a 2018 el ITLP de San Luis Potosí se redujo 7 por ciento, lo que significó que la proporción de personas cuyos ingresos laborales no son suficientes para cubrir el costo de la canasta alimentaria se redujo 9 por ciento. La población del estado que se encuentra en esta condición fue de 43.8% en el segundo trimestre de 2018.
Los que se quedan sin comer
En 2006 se registró el porcentaje más bajo de personas cuyos ingresos laborales no les alcanzaba para adquirir la canasta alimentaria, el cual fue de 40.2% de la población. En comparación, para el tercer trimestre de 2015 se llegó a su punto máximo de 54.2 por ciento. A partir de lo anterior se observó una disminución en el comportamiento del porcentaje hasta llegar al 43.2% registrado al segundo trimestre de este año.
A pesar de que en San Luis Potosí los ingresos laborales han incrementado y la proporción de la población con ingresos insuficientes al costo de la canasta alimentaria disminuyó durante este año, esto no ha sido suficiente para mitigar las carencias alimentarias que enfrenta una parte importante de la población.
[1] El INPC recoge la variación de los precios de una serie de productos que conforman el patrón de consumo de las familias mexicanas (incluye los productos de la canasta alimentaria y algunos bienes y servicios como el calzado, vivienda, salud). Estos productos pueden cambiar con el tiempo.