por Alix Rijckaert / Thomas Watkins
Los países de la OTAN dieron luz verde este miércoles al recurso a tácticas de ciberguerra en las operaciones de la Alianza Atlántica, iniciando una nueva etapa para reforzar su “disuasión” frente a Rusia.
Los 29 ministros de Defensa de la organización, reunidos en Bruselas, también aprobaron la creación de dos centros de comando para contribuir a la protección de Europa.
Desde la anexión de Crimea y la ofensiva de los rebeldes prorrusos en el este de Ucrania en 2014, la OTAN lleva a cabo una profunda transformación frente a una Rusia considerada “más agresiva”.
Rusia “invierte mucho en materia de defensa desde hace varios años, [adquiriendo] capacidades modernas, fuerzas convencionales y nucleares, y mostró que quería hacer uso de la fuerza contra países vecinos”, subrayó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en referencia a Ucrania.
“La OTAN ha sabido responder. Nos adaptamos constantemente”, insistió, recordando el despliegue de batallones en los países bálticos y en Polonia.
Artículo 5
Desde 2016, la OTAN considera el ciberespacio como un “terreno operacional”.
Por tanto, “un ciberataque puede activar el artículo 5” del Tratado fundador de la Alianza, que prevé que los países miembros acudan en ayuda de un aliado en caso de agresión, recordó Stoltenberg.
Algunos países de la Alianza usaron “con mucha eficacia” en Irak y Siria contra el grupo Estado Islámico (EI) tácticas de ciberguerra –contra páginas web o contra redes sociales, para interceptar intercambios, apagar servidores o sabotear las tecnologías utilizadas en combate–, apuntó.
Las principales potencias de la OTAN (Estados Unidos, Reino Unido y Francia) disponen de capacidades ofensivas en esta materia, pero un reciente ejercicio de la OTAN reveló importantes debilidades, mientras que Rusia tiene reputación de excelencia en esta materia, según diplomáticos.
“Nosotros tenemos que ser igual de eficaces en el terreno cibernético de lo que lo somos en tierra, mar y aire”, consideró el jefe de la Alianza.
Para “reforzar su disuasión”, la OTAN lanzó el miércoles una remodelación de su estructura de comando, lo que pondrá fin a una serie de cupos de sus efectivos, que pasaron de los 22,000 hombres en tiempos de la Guerra Fría a 6,800 en la actualidad.
Así, la OTAN quiere añadir dos centros de comando más, uno para proteger las líneas de comunicación a través del Atlántico y otro para coordinar el movimiento de tropas y equipo en Europa.
Pero los 29 Estados miembros, bajo presión del presidente estadounidense, Donald Trump, para aumentar sus gastos, no abordarán las cuestiones más difíciles (amplitud del aumento de efectivos, presupuestos y puntos de implantación) hasta el próximo febrero.
16,000 soldados en Afganistán
El jueves, la OTAN debe responder a otro llamado de la Casa Blanca, que reclamó refuerzos para la misión en Afganistán y a su “nueva estrategia” en el país.
Tras 16 años de conflicto y pese a centenares de miles de millones de dólares de ayuda internacional, los talibanes, que controlan 40% del territorio afgano, siguen multiplicando los ataques contra el ejército y los atentados, incluso en la capital, Kabul.
“Resolute support”, la misión de asesoría y asistencia de la OTAN al ejército afgano, cuenta actualmente con unos 13.000 soldados y pasará “a 16.000 el próximo año”, según Stoltenberg.
Estados Unidos aportará unos 2.800 efectivos y sus aliados en torno a 700, según fuentes diplomáticas.
El jueves por la tarde, el secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis, se reunirá con una treintena de ministros y representantes de los países que integran la coalición contra el grupo EI para hablar de la campaña militar en Irak y Siria.
La caída de Mosul, en Irak, y más recientemente de Raqa, la “capital” del EI, en Siria, abren la vía a consideraciones sobre el “después” del Estado Islámico, comentó Mattis a la prensa en el avión que lo trasladó a Europa.
“Hay muchas expectativas”, señaló una fuente francesa, especialmente a la vista del discurso ofensivo de Trump contra Irán.
“Uno se pregunta cómo va a manifestarse en la práctica en la estrategia militar los discursos de los altos responsables estadounidenses sobre la necesidad de hacer que se reduzca la presencia iraní en la región”, explicó.
Durante los dos días de reunión en Bruselas, los ministros de Defensa también abordarán la crisis con Corea del Norte, punto principal de la cena de trabajo prevista la noche del miércoles, a la que tenía previsto sumarse la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.