Cinco de los testigos en contra del exgobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández, no podrán testificar en el juicio que se le sigue al exmandatario por peculado y lavado de dinero ya que dos de ellos fueron asesinados, uno se suicidó, uno fue “levantado” y otro más está desaparecido.
Dos de los testigos fueron asesinados en 2016. Uno de ellos después de ser amenazado de muerte. El testigo que se suicidó en mayo de 2014, lo hizo seis meses después de delatar a Hernández, publicó este lunes el diario mexicano Reforma.
El sitio de noticias Animal Político ya había dado a conocer a mediados de octubre que Ramiro Higuera Martínez, Edgardo López Munguía y Casimiro Mora Vázquez, quienes son testigos en la indagatoria 67/2017, fallecieron en distintas circunstancias. El medio citaba a la procuraduría, sin embargo no detalla cómo ocurrieron estas muertes. Ahora el diario Reforma refiere que dos de estos fallecimientos fueron asesinatos.
El único testigo que no ha muerto ni desaparecido es Feliciano Reyes Pérez, un activista de 82 años, quien el 31 de enero de 2005 presentó la denuncia que apenas el 6 de octubre tuvo como consecuencia la captura de Hernández.
El proceso contra Hernández tiene su origen en la apropiación de una superficie de 1,600 hectáreas perteneciente al patrimonio de Tamaulipas, un estado mexicano fronterizo con Estados Unidos, localizada en el importante puerto de Altamira y con un valor de unos 83 millones de dólares.
El exgobernador también es requerido desde 2015, junto con un cuñado, por una corte de Texas acusado de lavar dinero de actividades criminales, lo que podría valer una pena de 20 años de cárcel, y es buscado, además, por la agencia federal antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).
Según la prensa mexicana, Hernández habría lavado dinero para el cartel de los Zetas, que opera en Tamaulipas.