Semanas antes del asesinato del presidente John F. Kennedy, Lee Harvey Oswald, el hombre que lo asesinó, se reunió con un agente asesino soviético, según muestran documentos publicados recientemente. Aunque en la versión oficial del asesinato de Kennedy se considera a Oswald como el único perpetrador, existen varias teorías conspiratorias, entre ellas, la idea de que el asesinato fue un complot soviético.
Varios documentos aún no revelados permanecen clasificados según órdenes del presidente estadounidense Donald Trump debido a que distintos organismos gubernamentales, entre ellos, el FBI y la CIA, plantearon “preocupaciones relacionadas con la seguridad nacional, la aplicación de la ley y las relaciones exteriores”.
Sin embargo, lo que está disponible actualmente a partir de los documentos muestra que Oswald se reunió con un agente soviético, que Estados Unidos le seguía la pista y que Moscú cuestionaba la salud mental de Oswald. Las revelaciones se encuentran entre las reflexiones más interesantes sobre la información que el FBI y la CIA tenían en ese momento sobre la relación de Oswald con la Unión Soviética.
Estos son algunos de los nuevos hallazgos, descritos en varios de los documentos estadounidenses recientemente desclasificados:
Oswald se reúne con un agente de la KGB
Casi dos meses antes de que Kennedy fuera asesinado, Oswald visitó la embajada soviética en la Ciudad de México, donde habló con el cónsul soviético en ese país, Valeriy Vladimirovich Kostikov, de acuerdo con un memorando de la CIA en el que se informa sobre una llamada telefónica interceptada, realizada por Oswald.
La reunión tuvo lugar el 28 de septiembre de 1963, y la CIA la documentó cuando interceptó una llamada que Oswald hizo a la embajada soviética el 1 de octubre, mencionando su visita. Durante la conversación telefónica entre Oswald y el guardia que contestó el teléfono, Oswald preguntó en “un mal ruso” si había “algo nuevo con respecto al telegrama para Washington”. En el memorando no se explica la importancia del telegrama, pero en documentos del FBI con una fecha posterior a la muerte de Oswald se indica que envió una carta a un diplomático ruso en Washington.
Esto, dijo a la CIA un enlace del FBI, posiblemente se relacionaba con el deseo de Oswald de obtener el apoyo soviético en “un asunto relacionado con un pasaporte o visa estadounidense”.
De acuerdo con el memorando, Kostikov no sólo dirigía la sección consular, sino también “a un oficial identificado de la KGB”, donde él trabajó en el Departamento 13, una unidad “responsable de realizar sabotajes y asesinatos”.
Oswald llama a Cuba y escribe a los soviéticos
Inmediatamente después de que Oswald fuera asesinado, dos días después de la muerte de Kennedy, el jefe del FBI J. Edgar Hoover se mostró categórico al afirmar que el público estadounidense tenía que creer que Oswald era “el verdadero asesino”, y que había sido un ejecutor solitario.
En el mismo memorando del FBI en el que se mencionan los comentarios de Hoover, fechado el 24 de noviembre de 1963, afirmó que el asesinato de Oswald era “inexcusable”, y que si el caso provocaba sospechas de conspiración en relación con la filiación de Oswald, ello tenía “varios aspectos que complicarían nuestras relaciones exteriores”.
Hoover se refirió al contacto de Oswald con Cuba y la Unión Soviética, creyendo que de revelarlo, se pondría en riesgo a la diplomacia estadounidense. Hoover sugirió la realización de un informe de investigación, y el presidente decidiría después si se haría público o no.
Oswald había llamado por teléfono a la embajada cubana en la Ciudad de México sobre una visa, una conversación que las autoridades estadounidenses habían interceptado. “También escribió una carta a la embajada soviética en Washington, la cual hemos interceptado, leído y resellado”, escribió Hoover. “Esta carta se refería al hecho de que el FBI había cuestionado sus actividades en el Comité Pro Trato Justo para Cuba (FPCC, por sus siglas en inglés), además de preguntar acerca de la extensión de la vista de su esposa”. El FPCC era un grupo marxista que apoyaba a la revolución cubana.
En una posible referencia al contacto de Oswald con Kostikov, Hoover señaló que la carta estaba “dirigida al hombre de la embajada soviética que está a cargo de cometer asesinatos y actividades similares”. Si esta información se revelaba al público, podría “enturbiar las aguas en el ámbito internacional”, concluyó Hoover.
El jefe del FBI no dejó claro si pensaba que había una conspiración encubierta o si el caso simplemente daba esa falsa impresión.
Moscú reniega, alarmado, de Oswald
Tras el asesinato de Kennedy, funcionarios del Partido Comunista, que gobernaba en Rusia, expresaron su preocupación de que, con un liderazgo sacudido en Estados Unidos, “algún general irresponsable” podría aprovecharse de la situación y lanzar un misil contra la Unión Soviética, se afirma en un memorando del FBI.
Una fuente informó al FBI que los soviéticos consideraban que el asesinato había sido un intento de golpe de Estado, parte de “una conspiración bien organizada por la ‘ultraderecha’ de Estados Unidos”, y pensaban que no había sido el acto de una sola persona, sino “una campaña cuidadosamente planeada”. En el memorando se señala que Rusia hizo sonar las campanas de las iglesias en honor de Kennedy, y la fuente destacó que los oficiales soviéticos confiaban en que Oswald “no tuviera ninguna relación de ningún tipo con la Unión Soviética”.
“Ellos [la fuente soviética] lo describen como un maniático neurótico desleal a su propio país y a todo lo demás. Señalaron que Oswald nunca perteneció a ninguna organización en la Unión Soviética y que nunca se le concedió la ciudadanía de ese país”, se lee en el memorando.
Yuri Nosenko, un presunto desertor soviético, dijo que Oswald “había expresado su deseo de desertar” poco después de llegar a Rusia en 1959, pero la KGB lo rechazó con el argumento de que era “mentalmente inestable”. Luego, Oswald fue hospitalizado tras haber sido encontrado con una herida en la muñeca en su habitación de hotel. La opinión de la KGB sobre él y Marina, su esposa, a quien el organismo describió como “una persona con poca inteligencia”, siguió siendo abiertamente negativa.
Algunas personas han considerado que Nosenko era un posible infiltrado de la KGB que se hacía pasar por desertor, y que afirmó que Moscú era inocente de cualquier participación en el asesinato.
Mencionando una fuente “confiable”, en el memorando también se afirmó que Nikolai Fedorenko, el enviado de la Unión Soviética ante Naciones Unidas, subrayó que el Kremlin “hubiera preferido tener al presidente Kennedy al mando del gobierno estadounidense”.
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