Donald Trump y la situación política en Estados Unidos es para mí algo que está presente todo el tiempo porque lo experimento como mexicano que vive en Estados Unidos y estoy obsesionado. Me parece fascinante, no positivo, pero nos afecta a todos y por eso estoy muy pegado a las noticias todo el tiempo para ver qué hizo este idiota ahora. Eso afectó completamente la temática del nuevo álbum Bad Hombre porque, cuando Trump fue electo, una pequeñísima parte de mí pensaba que tal vez no sería tan malo, que tal vez no sería tan idiota, tan racista, tan radical, tan ignorante. Pero no, por desgracia muchas de las predicciones que la gente tenía se han vuelto realidad.
Al comienzo el álbum fue para mí una forma de sacar ciertos sentimientos, sensaciones y pensamientos, una especie de terapia. Pero cuando empezó a tomar forma me pareció prudente que tuviera un trasfondo más profundo. Como mexicano era importante hacerlo parte de mi legado artístico porque es algo que estoy viviendo a flor de piel. Me parece que es un deber social como artista, como ciudadano: denunciar lo que sucede, y qué mejor manera de hacer algo por la causa que con arte, algo que tiene una repercusión positiva en la gente.
Ahora, no sé qué tan grande vaya a ser el impacto o a cuántas personas pueda llegar el mensaje, pero sé que tengo un público determinado y creo que ellos saben que soy un artista consistente, que siempre está, por lo menos, tratando de hacer cosas interesantes y variadas. No quiero volver a hacer el disco que hice hace siete años porque creo que el deber de un artista es estar siempre buscando.
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Llevaba un buen rato escuchando a Squarepusher y a Bonobo porque siempre me han gustado las producciones que tienen mucha riqueza sonora. Después de escuchar bastante quería hacer un proyecto en donde la batería fuera el protagonista central, pero creo que fue saliendo subconscientemente todo esto de la producción electrónica, y viendo un poco hacia atrás, es obvio que todos estos grupos me influenciaron de una manera u otra.
Producir tu propia música es un viaje porque la producción no termina hasta que en verdad ya no puedes más de estar trabajando tanto. Me pasó en un par de ocasiones que escuchaba la pieza y pensaba: “Creo que ya está bien”, y la seguía oyendo y pensaba: “Tal vez podría añadirle esto y otro”, y pasaban dos o tres días de sumarle. Me da gusto haberlo hecho, porque creo que al final de ese proceso todo suena más completo, pero sí tienes que poner un hasta aquí porque te puedes pasar años haciendo una producción, como lo hace Peter Gabriel, que se tarda diez años en sacar un disco. Pero músicos como yo no nos podemos dar el lujo de pasarnos tanto tiempo en algo, y también es sano decir: “Hasta aquí estuvo bueno y vamos a sacar este disco”.
Yo siempre he tenido fe en que mis instintos musicales me guíen. Este disco es un alter ego porque lo empecé a hacer sin tener una idea de cómo iba a sonar al final, y por eso fue tan liberador. Pat Metheny me dijo que lo que le gustaba es que es algo que nunca había escuchado, un género extraño, nuevo, ni siquiera sabría yo cómo definirlo porque no es música electrónica, no es jazz, entonces no sé ni si quiera cómo llamarlo, pero eso me parece que es algo positivo porque quiere decir que es algo nuevo, es mi otro yo.