Nunca se quita las gafas de sol y nadie sabe su nombre, pero “JR” es un “rockstar” del arte callejero. Pocos anónimos alcanzan fama como él.
Thomas Pynchon nunca ha sido entrevistado, apenas se conocen algunos retratos de su adolescencia, y es considerado uno de los grandes novelistas americanos. Nadie sabe qué rostro tiene “Banksy”, aunque sus piezas con aerosol se cotizan por cientos de miles de dólares.
Aquí está el curador Pedro Alonso, con “JR”, el parisino incógnito que instala fotografías gran formato en plata sobre gelatina por el mundo.
No le gusta explicar su arte, ni hablar con medios. Dice que sus piezas no ofrecen posturas, sino que abren diálogos.
Y cuando le pregunto qué diálogo abre con la fotografía de un niño asomándose por encima del cerco de los Estados Unidos, responde que no tiene la respuesta. Que él escucha a la gente.
“JR” me recordó una entrevista que tuve con Xavier Prou en 2011. “Blek le rat”, pionero del esténcil posmoderno e inspiración de “Banksy” y “Obey” decía que los nuevos artistas callejeros “no tienen mucho qué decir”, por estar más ocupados buscando fama o dinero.