En la tradición china, las montañas bullen con la energía del qi, llevan las nubes de lluvia a los campos de arroz, dan refugio a los inmortales y están repletas de cuevas y grutas que conducen a paraísos taoístas de armonía y plenitud. A primera vista, todo eso parece intacto en esta obra de Yang Yongliang. Se trata de un tipo de fotografía digital. Sin embargo, su combinación de cumbres, cielo y agua recuerda un paisaje del estilo pictórico de pincel chino que floreció en el siglo V.
“Mis imágenes son atemporales”, dice Yang, de 37 años. “No hay luz ni sombras, ni es posible determinar la hora del día”.
Si esta imagen nos remonta al pasado, a la dinastía Song del Sur, debe ser interpretada como una imagen de “una esquina”, el tipo de obra que dirige la mirada lejos del centro del cuadro. Para un espectador antiguo, nada estaría fuera de lugar. Excepto las torres de alta tensión. Excepto las grúas. Excepto las casas que se apretujan donde debería crecer el musgo y los pinos.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek