Los presos en México enfrentan una cadena de abusos. Una de cada cuatro personas privadas legalmente de su libertad indicó haber recibido amenazas para declararse culpable y, una vez dentro de los centros de reclusión, encontró un ambiente inseguro, informó la Encuesta Nacional de Población Privada de su Libertad (ENPOL) 2016 del Inegi.
El reporte, que muestra las condiciones de vida de las personas privadas de su libertad en el sistema penitenciario en México, muestra que entre las causas por las que los presos se declararon culpables, un 45.7 por ciento lo hizo porque reconocía su culpabilidad, aunque el 24.3 por ciento dijo haberlo hecho porque recibió amenazas y el 16.4 por ciento reportó agresiones físicas.
Durante su estancia en el Ministerio Público, el 49.4 por ciento reporta haber sido incomunicado o aislado, el 40.8 por ciento señaló que fue amenazada con levantarle cargos falsos y el 39.8 por ciento dijo haber sido desvestido.
En cuanto a las agresiones físicas en esta instancia, la mayoría reporta patadas o puñetazos, golpes con objetos, lesiones por aplastamiento y descargas eléctricas.
Casi una de cada tres personas que están presas en México, indica la Encuesta, están en proceso de recibir sentencia y, de éstos, el 43.4 por ciento lleva más de dos años en esta situación.
Sin embargo, los abusos continúan cuando las personas llegan al reclusorio. El 31.9 por ciento de la población privada de la libertad en 2016 se sintió insegura en el Centro Penitenciario donde se encuentra y el 19.1 por ciento al interior de su celda.
Durante su estancia en el Centro Penitenciario, 33.2 reporta haber sido sido víctima de una conducta ilegal; el 89.2 por ciento por robo de objetos personales, mientras que 5 el hacinamiento fue víctima de algún delito sexual.
En cuanto al hacinamiento, la ENPOL encontró que el 45.5 por ciento de la población privada de su libertad en el país compartió su celda con más de cinco personas, aunque sólo en los Centros Penitenciarios Federales esta cifra se reduce al 4.5 por ciento. Además, un 12.5 por ciento de la población total debe compartir su cama.