Un estrella gigante y agónica, que los astrónomos creían que estaba a punto de explotar y ofrecer un espectáculo colosal de fuegos artificiales, colapsó silenciosamente en un agujero negro. Y esta observación ha orillado a los astrónomos a replantearse todo lo que saben sobre las supernovas y los agujeros negros.
La estrella, conocida como N6946-BH1, vivía en una galaxia a 22 millones de años luz de nosotros. Aquel grupo estelar, al que denominan “Galaxia de los Fuegos Artificiales” debido a las frecuentes supernovas (explosiones de estrellas) que ocurren allí, ha llamado la atención de la NASA desde hace años, lo que culminó con un reciente informe, publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Hace unos ocho años, el fulgor de N6946-BH1 empezó a debilitarse, y pocos años después los telescopios orientados en su dirección ya no pudieron detectarla. Los astrónomos siguieron buscándola, explorando ese fragmento de universo con el Gran Telescopio Binocular y con los telescopios espaciales Hubble y Spitzer. Mas la estrella, que alguna vez brilló con la intensidad de 22 de nuestros soles, había desaparecido.
Su desvanecimiento fue toda una sorpresa, porque la mayoría de las estrellas realiza un último acto deslumbrante antes de apagarse. “La vista típica es que una estrella forma un agujero negro solo después de volverse supernova”, dijo en una declaración Christopher Kochanek, profesor de astronomía en la Universidad Estatal de Ohio.
No obstante, N6946-BH1 jamás resplandeció como la supernova que todos anticipaban. Y todas las explicaciones propuestas para la desaparición de la estrella —por ejemplo, que pudiera estar oculta detrás de una nube de polvo, o que tal vez solo se había opacado temporalmente— fueron refutadas una a una hasta que, al final, solo quedó una opción: la estrella había colapsado, convirtiéndose en un agujero negro. Kochanek y sus colegas se refieren a este fenómeno como una “falla masiva” (no están haciendo un juicio crítico).
Ahora se plantea la posibilidad de que esas fallas sean más comunes de lo que se pensaba. Krzysztof Stanek, coautor del nuevo estudio, explica que el proceso tiene lógica. Una muerte explosiva quizá no dejaría la cantidad de masa necesaria para formar un agujero negro gigante, explicó Stanek. “Sospecho que es mucho más fácil formar un agujero negro masivo si no hay una supernova”, expresó.
A lo largo de los siete años que los astrónomos han observado la Galaxia de los Fuegos Artificiales y otras galaxias en busca de supernovas han visto menos de esas explosiones de las esperadas, con base en cálculos estadísticos. Sin embargo, esta es la primera vez que observan que una estrella muere sin pasar por el estado de supernova. De modo que, ahora, los investigadores opinan que hasta 30 por ciento de las estrellas más grandes mueren sin volverse supernovas.
Hoy, en el espacio donde alguna vez resplandeciera aquella estrella masiva, los astrónomos solo distinguen una pequeña cantidad de luz infrarroja que, según los investigadores, podrían ser escombros que caen hacia el agujero negro.
De modo que, si quieres fuegos artificiales, espera a la celebración de independencia de tu país.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek