La situación de la normal rural
de Cañada Honda Justo Sierra Méndez rebasó ya la capacidad de las autoridades
estatales y para resolver el conflicto es indispensable que la federación a través
de la SEP esté presente en todo el proceso del diálogo con miras a la
negociación para una resolución a mediano y largo plazo, dijo en entrevista
Salvador Camacho Sandoval, académico del Departamento de Educación de la UAA .
“No es sencillo, las muchachas no
quieren ceder en algunas de las prácticas que ellas mantienen, pero no se
resuelven con policías, ni con soldados, no hay que ponerle aire al fuego para
que se haga más grande, las muchachas no están armadas, no son violentas, no
tienen que llevarles policías, ni soldados, ni perros policías, es absurdo, por
ese lado no se van a resolver”.
Desde una postura de autoridad,
la gente adulta -en este caso las autoridades- tienen que ver las cosas de otra
manera para efectivamente resolver a través del diálogo y no la violencia que
en la circunstancia actual del país se vuelve peligrosa.
Para el académico es un tanto inadecuado
que las autoridades estatales educativas de manera abrupta quieran tomar
medidas como la reducción de 120 a 100 los lugares de ingreso, además de
hacerla mixta, en este momento donde las normales a nivel nacional están muy
dolidos por lo sucedido en Ayotzinapa.
Desde su perspectiva sí les hace
falta a las normales rurales una transformación radical haciendo una fusión entre
la “modernidad” y respetando ciertas tradiciones propias de este sistema, sin
embargo, le hace falta una estrategia más clara a la autoridad.
Por tradición la normal rural
Justo Sierra Méndez desde su origen fue un liceo de señoritas y las autoridades
actuales tienen que estar conscientes del asunto de la tradición más allá de
los asuntos prácticos.
“La decisión no puede llegar de
sopetón y háganse a un lado que agua va, tiene que haber consensos, tiene que
consultarse a los involucrados, a los profesores, a las muchachas y ver
viabilidad… se requiere de un plan a corto y mediano plazo”.
Como historiador, Camacho
Sandoval precisó que para entender en toda su extensión lo que está pasando con
las jóvenes deben conocerse detalles desde la creación de las normales rurales
en el país hasta la actualidad, para ir más allá del alboroto y las posibles
intransigencias que cometen las jóvenes al momento de manifestarse.
“Desde luego es cuestionable y
criticable el vandalismo que pueda tener esta lucha, pero hay que ver la
perspectiva desde otra manera, entonces yo sí invitaría a los ciudadanos a la
gente de Aguascalientes, que se acerque, que vean el caso de las estudiantes de
Cañada Honda de otra manera”.
Sin el afán de ser tendencioso, Camacho
Sandoval dijo que a diferencia del anterior titular del IEA, Raúl Silva
Perezchica es alguien con quien se puede dialogar y discutir, es alguien que
tiene una autoridad ganada, en este caso deberán buscarse las vías para
propiciar el diálogo y resolver.
Si bien las jóvenes de la normal
rural en Aguascalientes y otros estados parecieran estar muy empoderadas, las
autoridades tienen una parte de la responsabilidad en estos procesos pues ellos
han cedido este poder a cambio de prebendas políticas de los gobiernos y los
líderes sindicales, como las propias plazas que se entregan de manera
discrecional.
“Que no vengan a escandalizarse
de algo que el régimen o los gobiernos anteriores han provocado, las
arbitrariedades de estas jóvenes son producto también de una historia, una
historia de contubernio, de irresponsabilidades, de un sindicalismo corporativo
y clientelar”.
Destacó además el hecho de que
históricamente las normales rurales han sido instituciones “incómodas” porque
mantienen un espíritu social libertario que se remiten a su origen en medio de
la revolución mexicana que provoca un espíritu rebelde, ante los problemas del
país.
En este momento transitan por el
país cuestiones como la violencia, impopularidad del presidente de la
república, la reforma educativa tan cuestionada, está por concluir un sexenio y
las aguas están agitadas electoralmente hablando
“Con todos los arrebatos y las exageraciones
que traen consigo, pero hay que ver las cosas desde una perspectiva más amplia
histórico-social, política y cultural”.
Al académico argumentó que el
tema de la normal es una cuestión social y por ello tanto los medios de
comunicación como la ciudadanía en general tienen un compromiso hacia lo que
está sucediendo en este momento sin una comprensión del contexto, de lo que es
el normalismo rural mexicano.
“Los medios de comunicación lejos
de aclarar y de dar a conocer el panorama, están propiciando el ruido y ese
ruido que llega al extremo de la discriminación, del racismo, del clasismo hacia
las estudiantes mujeres de Cañada Honda, no habla bien de estas personas”.