CONFORME más personas adoptan la dieta occidental en todo el mundo, los refrescos se vuelven alimentos básicos. Estupenda noticia si tienes en casa existencias enormes de refrescos, pero los científicos afirman que el consumo de bebidas azucaradas es el método más seguro para aumentar de peso y, consiguientemente, incrementar el riesgo de padecimientos crónicos y mortales, como diabetes y ciertos cánceres. Pese a ello, el consumo de refrescos se extiende. Un nuevo estudio de los Centros para Control y Prevención de Enfermedades, publicado en la revista en línea Preventing Chronic Diseases, halló que las bebidas azucaradas se han vuelto más abundantes y asequibles en todo el planeta.
El estudio de la Sociedad Estadounidense del Cáncer encontró que, en 79 de los 82 países revisados, la proporción del ingreso necesario para adquirir bebidas azucaradas había menguado, y que el precio real de los refrescos cayó en 56 de esos 82 países (los investigadores utilizaron la Coca Cola como “representación de todas las bebidas azucaradas, por ser la marca de bebida azucarada más conocida del mundo, y mayormente homogénea”).
Los investigadores también encontraron que las bebidas azucaradas eran más baratas que el agua embotellada.
Jeffrey Drope, subdirector del programa de investigación de la Sociedad Estadounidense del Cáncer y coautor del estudio, dice: “Si los refrescos siguen volviéndose más asequibles, es indudable que el consumo continuará aumentando”, lo cual conducirá a problemas de obesidad y a un incremento en las enfermedades no trasmisibles, como diabetes y cáncer.
Amanda Rosseter, una portavoz de Coca Cola Co., disputa que “los autores lleguen a la conclusión errónea de que el aumento en la asequibilidad de las bebidas azucaradas conduzca, inevitablemente, a un mayor consumo, cosa que refuta la experiencia de mundo real”. Añade que, “en lugares como Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, donde este tipo de bebidas son más asequibles, el consumo, en realidad, se mantiene constante o incluso está decayendo. Y, sin embargo, las tasas de obesidad en muchos de esos países siguen aumentando”.
En los últimos años, los colosos de los refrescos han recibido mala publicidad, incluidos informes de que financian estudios con la intención de demostrar que sus productos no son tan malos para la salud, y que no importa cuáles alimentos y bebidas consuman las personas como ingesta calórica diaria (aun cuando se trate de azúcar refinada), a condición de que los alimentos y las bebidas de alto contenido calórico sean contrarrestados con actividad física.
“Hemos evolucionado nuestro negocio y estamos tomando una serie de acciones a escala mundial: estamos reduciendo el azúcar de nuestras bebidas porque coincidimos en que demasiada azúcar no es buena para nadie”, dijo Rosseter a Newsweek. “Hacemos que nuestras bebidas bajas en calorías y sin azúcar estén más disponibles y sean más fáciles de encontrar”.
La compañía dijo que, en 2016, redujo el contenido de azúcar de más de 200 bebidas en todo el mundo, y que proyecta duplicar la cifra durante el presente año. También lanzó envases más pequeños en muchos mercados. Coca Cola afirma que esos esfuerzos son mucho más eficaces que un impuesto a los refrescos, el cual respaldan Drope y sus coautores.
México fue uno de los primeros países que puso a prueba un impuesto a los refrescos. En 2014, impuso un gravamen de 10 por ciento a las bebidas azucaradas. El consumo disminuyó 5 por ciento el primer año y casi 10 por ciento el segundo año, informó Fabio da Silva Gomes, asesor regional en nutrición para la Organización Panamericana de la Salud, parte de la Organización Mundial de la Salud.
“Esto fue mucho más eficaz en los niveles socioeconómicos más bajos, en los que realmente necesitamos incidir y mejorar sus dietas”, comenta Gomes, “porque son muy vulnerables, y los que la industria ataca con más fuerza y agresividad para que consuman esos productos”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek