La novela negra está sustituyendo al
periodismo en la tarea de ‘registrar y traducir’ la realidad violenta de
México.
En entrevista con Newsweek
Aguascalientes, el escritor y estudioso del género en la Universidad Autónoma
de San Luis Potosí (UASLP), Joserra Ortiz, retomó la crítica que hizo en el
prólogo de la antología “Aquí comienza la sangre. Relatos criminales de Aguascalientes”
que editó la UAA.
“En México (…) yo veo dos clases de
periodismo: el meramente informativo y ese de investigación que se mete hasta
los codos en los problemas que están pasando, en semanarios o algo así. Pero el
periodismo habitual, el que leemos en la mañana con el café y el cigarro, es un
periodismo muy cobarde, que no dice nada y que no informa nada. Y el otro
periodismo es un periodismo más elitista, escrito para gente con cierta
educación, cierto lugar en el mundo, lo que sea. Y la novela negra ocupa el
lugar intermedio: ilustra, es ejemplar en el sentido de que no está haciendo
una crónica de la realidad, sino intentando representarla. Y finalmente cumple
con esa misión que tiene el periodista, el novelista negro, de decir a la
ciudad lo que está pasando y cómo está pasando y a quiénes está afectando”,
opinó Ortiz Castillo.
En su prólogo, el catedrático de la
Universidad Autónoma de San Luis Potosí subrayó que “volver comprensible el
horror de la calle” es algo “muy importante en países tan derruidos, tan
destrozados, tan faltos de respuesta y tan pinchemente sangrados como México”.
En ese sentido, reconoció que en
ocasiones es la misma violencia la que impide a los periodistas realizar su
labor y por eso han recurrido a la literatura y a sus técnicas para
denunciarla. En cambio, los escritores del género negro tienen el recurso de la
ficción para narrar fenómenos sociales reales y actuales sin correr el mismo
riesgo.
“El periodista está en la línea de fuego
(…) y lo que él denuncia, que se vuelve verdadero, afecta inmediatamente a
gente que que sabe quién es él. Acaba de pasar la semana (ante) pasada y pasa
todo el tiempo. El novelista tiene la ventaja que finge o dice trabajar desde
la ficción y nada de esto es real, aunque lo sea. No hay un compromiso social
evidente y aprovecha eso. Hay novelistas muy buenos en México que aprovechan
esa mentira de la ficción para hacer una denuncia verdaderamente brutal, como
Imanol Caneyada. Él es de Hermosillo, que él es periodista, además, y la máscara
de la ficción le sirve para decir: no hay consecuencias de lo que voy a decir,
pero así es lo que está pasando en el país”, comentó el escritor.
Al explicar que la novela de crímene no
busca soluciones ni respuestas, sino que dice lo que pasa tal cual ocurre,
Joserra Ortiz también retomó la crítica de su prólogo a la propuesta de
militarizar la seguridad pública en Aguascalientes.
“Lo que hace la novela negra, creo yo, es
quitar la ambigüedad, decir las cosas como son. Si el ejército entra a la ciudad,
es por algo, no de buena onda. Y si hay colgados en la ciudad es por algo, no
nada más porque a grupos criminales se le ocurre hacer eso. Y la novela negra
lo que hace es traducir el mundo de esa manera, digamos, a nivel personal para
el autor, lo que podría ser que signifique algo, pero esa probabilidad, ya
traducida a lo que realmente es y cómo nos sentimos. Sobre todo en México,
ahorita y en los últimos 10 años, tal vez más, que esta novelística realmente
está diciendo todo lo que nadie quiere decir como es”, señaló.