“LA CONTRAINTELIGENCIA es a la inteligencia lo que el ajedrez es a las damas, y ahora estamos jugando al nivel de gran maestro”, dice Tim Weiner, autor deEnemies: A History of the FBI yLegacy of Ashes: The History of the CIA. Habla sobre la investigación del FBI sobre la intromisión de Rusia en la elección y la posible colusión con personas allegadas a la campaña del presidente Donald Trump.
El FBI ha utilizado la contrainteligencia desde la Primera Guerra Mundial, cuando el gobierno federal se enteró de que espías extranjeros habían operado en Estados Unidos por años. La división de contrainteligencia está pensada para proteger los secretos de EE. UU. y frustrar los intentos de espionaje extranjero. Dichos casos son los más difíciles de todas las investigaciones del FBI, según Frank Montoya Jr., ex ejecutivo de contrainteligencia nacional de la agencia, cuya cartera de casos incluía la investigación de Edward Snowden, el filtrador de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés). “La aplicación de la ley es relativamente en blanco y negro: un chico malo comete un crimen, vas e investigas al chico malo, lo arrestas, lo llevas a juicio donde él se defiende, el chico malo va a prisión”, dice Montoya. Pero en los casos de contrainteligencia, “aparte de un comienzo, a menudo es difícil definir un medio y un final”, dice él. “Cuando es un estado-nación extranjero como Rusia el que trata de minar nuestra democracia, ¿cómo se cuantifica eso en realidad? ¿Cómo lo demuestras?” Luego añade la política a la mezcla, añade él, “y ello solo complica las cosas diez veces, veinte veces”.
“A mi entender, Comey tiene agentes en por lo menos cinco diferentes oficinas de campo trabajando en este caso”, dice Weiner aNewsweek. “Una oficina ve específicamente lo cibernético. Otra oficina ve específicamente el dinero”. Otras oficinas podrían estar viendo a ciudadanos de EE. UU., y agentes de inteligencia en el exterior trabajarán con sus pares extranjeros en indicios de otros países, dice él. Agencias como la NSA y la CIA posiblemente también se involucrarán.
Una docena o más de agentes podrían estar trabajando en el caso de tiempo completo, y podrían traer especialistas adicionales en áreas como vigilancia, computadoras, ciencias forenses y finanzas, según Michael Steinbach, ex director ejecutivo adjunto del FBI para la división de seguridad nacional, quien supervisó la investigación de Rusia. Los agentes probablemente analizarán vigilancia electrónica, entrevistas de campo y materiales recabados previamente, con el fin de desarrollar indicios, dicen los analistas.
PATADA DE MULA MOSCOVITA: El fiscal general Sessions tuvo que descalificarse a sí mismo de la investigación después de que se descubrió que él había omitido revelar los contactos que tuvo con los rusos durante la campaña. Foto: YURI GRIPAS/REUTERS
Revelar una investigación en marcha de contrainteligencia, como Comey lo hizo en una audiencia del Comité Selecto Permanente sobre Inteligencia de la Cámara de Representantes el 20 de marzo, es inusual. “Son secretas por una razón”, dice Montoya. “Tienes que proteger tus fuentes y métodos”. Pero puede haber ventajas en hacerlas públicas, ya que hacerlo puede motivar a gente con conocimiento a salir de las sombras, según Montoya.
También puede hacer que los criminales se escondan más. “Una investigación de inteligencia del FBI tiene éxito porque se oculta en las sombras”, dice Steinbach. Él no culpa a Comey por hacerla pública, dados los reportes mediáticos previos sobre la investigación del FBI por entonces no confirmada: “A causa de la situación política y la demanda pública de algo de información, el riesgo de declarar lo que no era obvio no era tan importante como los beneficios de compartir eso con el pueblo estadounidense”.
La investigación podría demorar años, y el desenlace no siempre es obtener una acusación criminal. “El alcance de esto es tan grande”, dice Montoya, “que va a tomar mucho tiempo para no solo seleccionar los datos sino para unir las piezas de la investigación y luego decidir qué podría posiblemente ir en una dirección criminal y qué podría ser simplemente espionaje”. Steinbach dice: “Tratarás de recabar tanto como puedas para saber la totalidad de la amenaza”. Los agentes harán preguntas como: “¿Hay otros actores en Estados Unidos? ¿A quién le reportan? ¿Cuál es el flujo de información? ¿Qué tipo de información está involucrado?”
Si el FBI decide recomendar cargos criminales, llevaría el caso al fiscal federal en la jurisdicción donde ocurrieron las supuestas actividades criminales. “Si el crimen sucedió en la Torre Trump, entonces hay la posibilidad de que se haga en el Distrito Sur de Nueva York”, dice Ali Soufan, ex agente especial del FBI.
El fiscal general Jeff Sessions se descalificó a sí mismo de cualesquiera investigaciones relacionadas con la campaña presidencial de Trump después de que surgieron reportes de que él se reunió con el embajador de Rusia ante EE UU en 2016, por lo que el fiscal general adjunto llevará la batuta. La actual fiscal general adjunta interina es Dana Boente, quien fue confirmada con el Presidente Barack Obama.
“El ajedrez lleva tiempo. No siempre logras hacer jaque o jaque mate, lo que en este caso serían acusaciones criminales”, dice Weiner. “No siempre capturas al rey. A veces los casos de contrainteligencia terminan en piezas ahogadas”.