Los trabajos que se han realizado en los entierros irregulares hallados en el panteón municipal de Jojutla han permitido exhumar 27 cuerpos y al mismo tiempo han arrojado todo tipo de irregularidades que preocupan a los activistas y organismos civiles que han observado de cerca las labores que el gobierno de Morelos realiza en conjunto con autoridades federales.
La Fiscalía del estado informó al inicio de la cuarta jornada de las labores que se extenderán hasta el fin de semana que entre los cuerpos exhumados siete cuentan con carpeta de investigación; nueve, no; uno con carpeta ilegible; uno con carpeta destruida, y otro con un número de carpeta incompleta.
El Fiscal Javier Pérez Durón precisó que entre los cuerpos rescatados se encontraron restos que corresponden a dos adultos y a un bebé. Además dijo que de los 19 cadáveres que habían sido exhumados hasta la noche del jueves, dos contaban con vestimenta y tres no tenían necropsia de ley.
La existencia de las fosas de Jojutla fue denunciada por familiares de personas desaparecidas. Un acta del Cabildo de ese municipio refiere que dentro hay 38 cuerpos, aunque el gobierno estatal da cuenta de 35. Todos ellos, resultado de episodios de violencia registrados entre 2013 y 2014. Precisamente ante situación se acordó a inicios de marzo iniciar las tareas de exhumación.
Ante esta situación, representantes de la sociedad civil han denunciado las condiciones en las que fueron inhumados los cuerpos y han exigido un trato digno a las cuerpos que fueron arrojados a estos entierros clandestinos. “Ahí te dicen que 35, que 38 cuerpos y el caso es que dicen que sacaron cuatro cuerpos, pero hasta donde yo sé lo que han sacado nada más es una inmensa pedacería”, criticó en días pasados Javier Sicilia, activista del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.
Valentina Peralta, coordinadora de la Red Eslabones por los Derechos Humanos, señaló a su vez que independientemente del trabajo pericial que vayan a hacer los antropólogos, se debe extender una mesa donde se fijen fotográficamente los restos y que se cuenten numéricamente.
“Eran náufragos en el olvido, nadie los pensaba sacar, son seres humanos, tienen derechos humanos… El haberlos metido debajo de otros y otros, tierra y kilos y toneladas, tú ves las deformaciones de su cuerpo y de veras te dan ganas de llorar”, comentó también en días pasados la activista.